El campus del Riu Sec era ayer un hervidero de estudiantes sedientos de diversión que, como cada año, se reúnen para celebrar la tradicional fiesta de las paellas. Por primera vez, el Consell de l'Estudiantat, organizador del multitudinario evento, cobró entrada al alumnado para autofinanciar la jornada y poder destinar el coste que representa el evento -15.000 euros- íntegramente a becas, de manera que la partida se duplica respecto al año pasado al alcanzar los 30.000 euros.

La medida no pareció molestar a nadie. De hecho, muchos estudiantes aplaudieron la iniciativa al considerar que el importe de apenas 2 euros era «razonable» y «más si va a parar a ayudas para el alumnado».

Lo que sí enfadó a más de uno fue la larga cola de entre dos y tres horas de espera para acceder al recinto. Los diligentes controles de seguridad, para evitar que los cerca de 8.000 asistentes no introdujeran botellas de cristal, y el hecho de que sólo se habilitara una puerta de acceso colapsó la entrada de estudiantes a la zona vallada del campus, instalada junto al edificio del Instituto Técnico Cerámico próximo a la carretera de Borriol, donde se desarrolló la fiesta. «Podrían mejorar la organización y habilitar más entradas», señalaban algunos estudiantes molestos.

Sin embargo, la espera mereció la pena a juzgar por el ambiente festivo que se respiraba. Los estudiantes se afanaban en recoger leños, que estaban amontonados en una gran pila, para poder cocinar las paellas. El Consell de l'Estudiantat puso a disposición de los asistentes la madera y también pastillas para encender el fuego. Los más avezados de cada grupo de amigos se dedicaban a sofreír las verdudas y echar el arroz, mientras los demás disfrutaban charlando y bailando al son de la música de una discomóvil instalada para la ocasión.

Muchos de los asistentes optaron por desplazarse en Tram o andando. «No es recomendable coger el coche en estas situaciones», recordaba uno de los estudiantes que viajaba en trolebús. De hecho, no había zona habilitada para aparcar, por lo que desde la organización se recomendó a los estudiantes recurrir al transporte público. La frecuencia de paso del Tram, de entre 5 y 8 minutos según la hora del día, facilitaba el acceso a la UJI durante la jornada.

«El Freud de l'hivern»

Los estudiantes fueron fieles a la costumbre de ataviarse con camisetas identificativas de cada curso o titulación. Como siempre, el ingenio hizo acto de presencia en las serigrafías. «Desde que estudio docencia he perdido la decencia», señalaba el lema escogido por estudiantes de Magisterio. Hubo también referencias a frases célebres de Rita Barberá o Mariano Rajoy: «Dejeim passar el Freud de l'hivern» o «Somos muy periodistas y mucho... Fin de la cita», fueron algunos de los ejemplos de mensajes con guiños a la actualidad política.

Otros grupos de estudiantes optaban por lemas explícitamente festivos como «Integrar, derivar y programar, pero de beber no me preguntes cuándo parar», rezaba la camiseta de una clase de Ingeniería, o «Psicología inversa, no tocar», apuntaba el logo de otro grupo de alumnos. También abundaban las rimas fáciles y jocosas, como «Olvida la aspirina, yo soy tu mejor medicina».