Tras la subida a la Magdalena, miles de ciudadanos de la provincia rindieron especial tributo a los orígenes de la ciudad en el acto que rememora de forma simbólica la llegada de los primeros pobladores al llano desde el Castell Vell por el privilegio que en 1252 otorgara el Rey Jaume I.

Los asistentes más fieles al acto protagonista de la jornada de ayer, iniciaron el descenso pasadas las 16.00 horas desde el cerro de la Magdalena para dirigirse hacia la capital de la Plana. El acto de la Tornà se recuperó en los años 40 años ya que durante la República y la Guerra Civil fue suspendida.

Al igual que durante el ascenso, los peregrinos hicieron parada en Sant Roc de Canet, donde fueron recibidos por parte del ermitaño de la Colla Pixaví y los romeros cantaron los gozos y hubo una dansà popular, seguida del reparto de rotllets que, como es tradicional, muchos de los asistentes los colgaron en sus cañas.

Tras Sant Roc de Canet, la siguiente parada fue el convento de las Carmelitas Descalzas de San José y, después, la basílica de Lledó donde los asistentes fueron recibidos por parte del Prior de la Basílica, y de la Real Cofradía con canto, nuevamente, de los gozos, y de la Salve en honor a la patrona de la capital. Tras esta parada, los romeros emprendieron el camino hacia el Forn del Plà y a su paso por la plaza Santa Mª Molas se disparó una mascletá aérea a cargo de la Pirotecnia Tomás.

Una vez llegados a Forn de Plà, los carros engalanados que participaron en la Romería, abrieron la marcha para anunciar el comienzo de la parte más solemne del desfile. La llegada de los romeros, presidida por los representantes del clero, cofradías, autoridades y Junta de Fiestas, dio paso a la procesión de penitentes con las cofradías de la Purísima Sangre y Santa María Magdalena, y las representaciones bíblicas.

A continuación dio paso a les Tres Caigudes, en el que María Sebastián Roca, Lucía Muñoz Queral y Alejandra Valls Arcusa representaron a la Virgen María, María Magdalena y María Cleofás, las tres mujeres que acompañaron a Jesús en la cruz, junto a Salva Romero Felip, el niño que emuló a San Juan Bautista. Los cuatro pequeños realizaron las tres tradicionales reverencias ante la imagen de Jesucristo, una talla del escultor Juan Bautista Adsuara que representa al Cristo crucificado y que únicamente se saca en esta solemne ocasión.