Comenzó la feria de la Magdalena, en el día grande de sus fiestas con el Magdalena Festa Plena, con una novillada en la que el espada local Varea se encerraba en solitario con seis novillos de Ricardo Gallardo y familia.

El primer éxito del coletudo local consistió en que fue capaz de concitar a un elevadísimo número de aficionados en los tendidos del centenario coso castellonense. La mejor entrada en muchos años tal día como ayer, a pesar de no tratarse de una corrida de toros. Habría que remontarse muchos años para ver los tendidos tan colmados el primer día del abono.

El coletudo de Almassora afrontaba un reto importante para el devenir de su carrera. Un compromiso ante su afición y en el que asumía la prueba de estoquear seis novillos en solitario, con los cuales tratar de ofrecer el repertorio de su tauromaquia.

Contó con el incondicional apoyo de los aficionados locales y de los llegados desde su Almassora natal, quienes se mostraron en todo momento a favor de obra.

El encierro de FuenteYmbro y El Parralejo estuvo no más que justamente presentado para una plaza de la categoría de la de Castelló. Luego, su juego resultó manejable aunque no terminaron de romper, salvo el lidiado en quinto lugar, que exhibió un extraordinario comportamiento.

El primero, abanto de salida, tuvo nobleza aunque siempre quiso más que pudo. Peleó a regañadientes y se dolió en varas el segundo, que se desplazó por los dos pitones aunque con más nobleza que poder. Apagado y encogido el tercero, un ejemplar que no dio opciones. El colorado cuarto fue de menos a más y acabó rompiendo a bueno. El castaño quinto dio un excelente juego por su transmisión, prontitud, alegría y fijeza. Y el abanto sexto, tuvo nobleza aunque le faltó entrega.

Varea, a quien obligaron a saludar tras el paseíllo, saludó con un farol de rodillas al que abrió plaza. Luego lo muleteó con expresiva torería, en una labor de sometimiento y mano baja, elegante y distinguida, a la que faltó algo de emoción por el escaso fondo de su oponente y que remató de una buena estocada.

Toreó con variedad en su segundo con el capote, con el que inició el trasteo con el cartucho de pescao. Luego su labor, de excelente concepto, resultó de vistosa apostura, siempre original en sus remates y planteamientos y no exenta de inspiración, aunque quizá de excesivo metraje. Apenas tuvo opciones frente al tercero, al que trasteó con compostura y mató a la última.

Ante el cuarto tuvo la virtud de ir encelándolo, y meterle en los vuelos de la muleta, para acabó por hacerle romper hacia adelante. Con todo, su faena resultó algo mecánica y siempre interpretada por los caminos de la periferia.

La tarde se vino arriba durante la lidia del quinto, al que incluso banderilleó con espectacularidad. Un ejemplar que dio un excelente juego, y frente al cual un Varea arrebatado, inspirado, espoleado y muy venido arriba, firmó momentos rutilantes y de gran expresión. Coronó su labor con un estocada de efectos fulminantes.

Y quiso recibir a porta gayola al cierra plaza, al que luego dio dos faroles de rodilla sen el tercio. Comenzó el trasteo de rodillas pero el novillo se agarró al piso y aquello no acabó de tomar vuelo.

Varea pasó la prueba con solvencia y se abrió un crédito.