La fiesta está en la calle. Si de algo puede presumir Castelló es que la Magdalena se comparte por todos los rincones de la ciudad, al aire libre, aunque a veces la difícil meteorología haga muy difícil no pensarse el quedarse arropado en casa. Pese al frío y al viento, castellonenses y visitantes se patean las calles y disfrutan de las numerosas propuestas culturales que contempla el programa.

Una de las grandes apuestas de este año es aumentar las propuestas gastronómicas en varios distritos de la ciudad. La consecuencia de ello es del todo lógico: más posibilidad de que aumente la presencia de personas en las diferentes carpas instaladas estos 9 días.... pero más suciedad y basura acumulada en las calles.

El ayuntamiento, consciente de esta situación, ha programado un amplio servicio de su operativo municipal para el baldeo de calles y la limpieza diaria de sus espacios públicos, aunque es prácticamente imposible que la capital no cuente con rincones donde la basura se concentre en determinados momentos.

El paso de las horas cada día es sinónimo de acumulación de desperdicios, vasos, bolsas y papeles por cualquier rincón, aunque donde más se nota es en las zonas verdes de la ciudad, siempre sensibles a la presencia constante de personas pateándolas a todas horas.

La mayor presencia de basura se detecta, algo que no sorprende a nadie, en el entorno de las carpas destinadas al mesón del vino, cerveza o diferentes muestras gastronómicas. Aquí juega también la conciencia de los propios asistentes a estos puntos, cuyo civismo deja mucho que desear en ocasiones. Los contenedores y las papeleras son en numerosas ocasiones obviados, lo que provoca que jardines y calles ofrezcan una mala imagen que las brigadas municipales se afanan por recuperar de madrugada. Nadie pone en duda que fiesta y limpieza son en ocasiones antagónicos, pero sí cabe apelar a la mayor conciencia de todos por mantener la ciudad en las mejores condiciones.