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Peregrinaje entre Portell y Castellfort

La ruta pasa por la ermita de la Virgen de la Fuente, el barranco de la Rambla Celumbre o la ermita de Sant Pere

Peregrinaje entre Portell y Castellfort

Entre Portell y Castellfort, siguiendo el mismo camino que, al menos desde hace 500 años recorren cada año Els Pelegrins de Portell, así lo atestiguan los documentos que se conservan en el obispado de Tortosa. Un trazado para todos los públicos con descenso hasta el barranco de la Rambla Celumbres y punto y final en la ermita de Sant Pere de Castellfort. Se trata de una ruta para hacer a pie, en bici o a caballo. El recorrido está señalizado y forma parte de la red de senderos de corto recorrido.

El grado de dificultad es parecido, tanto si se realiza desde Castellfort como si se toma desde Portell. Con un buen calzado será suficiente.

Si salimos desde Portell siguiendo el mismo trazado que los Peregrinos atravesamos la ermita de la Virgen de la Fuente en dirección hacia Castellfort. Llegando al paraje del Molinet existe un panel informativo sobre la ruta y la flora existente.

A medida que avanzamos llegamos al barranco de la Rambla Celumbres, cuyo descenso es más pronunciado que el posterior ascenso. En nuestro recorrido nos encontraremos con facilidad buitres leonados que anidan en las paredes verticales de la Roca Roja y la Roca Parda, que separan los términos de Cinctorrres y Portell río abajo.

Uno de los elementos más singulares de la ruta es el Puente de la Rambla. Es difícil ver la rambla con agua, pero si se tiene la oportunidad de realizar la ruta unos días después de intensas lluvias, el espectáculo es asombroso. El agua discurre por un angosto barranco y atravesar la corriente sobre el puente es un espectáculo de la naturaleza.

Si volvemos a echar la vista atrás y pensamos en los peregrinos podemos imaginar a 12 hombres vestidos con capa que salen a las cinco de la mañana desde Portell. Salen de la iglesia el martes después de Pascua de Pentecostés, aunque la fiesta se ha trasladado al sábado posterior.

Los peregrinos no quieren público en su entorno. Visten capa negra, sombrero negro, camisa blanca, bastón y rosario. Van separados sesenta pasos. Cualquier día del año podemos realizar la ruta, pero si nos topamos con los peregrinos no querrán nuestra compañía.

A diferencia de otras peregrinaciones como la de Catí a Sant Pere de Castellfort o la de Els Pelegrins de Les Useres, que se han masificado, en el caso de Portell el silencio en el recorrido se mantiene.

La ermita de Sant Pere es el punto de destino de los peregrinos. Se trata de una construcción del siglo XIII que en el pasado albergó una antigua hospedería. Habitualmente está cerrada. La ermita mezcla el estilo románico y el gótico valenciano y desde ella, hasta Castellfort, hay unos dos kilómetros de descenso.

Cuenta la tradición o leyenda, según se mire, que la campana de Sant Pere sirvió de guía al noble medieval, Don Blasco de Alagón, en una noche de nieve y fuerte viento.

El camino peregrino mezcla paisajes de pinar, encinar, angostos barrancos, caminos jalonados por muros de piedra en seco, puentes medievales, ermitas románicas y una paz y tranquilidad solo rota por los pasos de las personas que realizan la ruta.

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