Es indescriptible la capacidad que tiene el Castellón para reinventarse. Es posible que sea una cualidad que vaya dentro de nosotros mismos, como el pasar del blanco al negro en lo que dura un gol o celebrar como si nos fuera la vida en ello goleadas ante equipos que hasta hace cinco años ni poníamos en el mapa. Es tradición, como que las fiestas de la Magdalena lleguen cada año, que demos por muerto a nuestro equipo y nos acaben callando la boca.

Sigo sin saber si lo del viernes fue real o fue una ilusión festiva y festera por el olor a pólvora y esas cosas. Hay mucho mito en torno al partido de las Fiestas de la Magdalena. Mucho mito y mucho miedo, la verdad. Desde luego, si las fiestas fueran en junio, el club debería solicitar una instancia a la RFEF para cambiar el play-off a julio, como mínimo. Magdalena está para otras cosas, no para jugarse una temporada sobre un campo de fútbol. Así de serio es esto.

Es por eso por lo que sigo sin entender cómo pudo pasar lo que pasó en Castalia. En una fecha donde el Castellón suele estallar, torpedeó el campeonato. Se alinearon las gaiatas y todo salió inexplicablemente bien. No engañaremos a nadie si decimos que el Castellón no jugó un gran partido, y es ahí donde reside la mitificación de un choque simplón, con una primera parte pobre y un esquema cogido con pinzas que acabó con goleada, locura, excitación y exaltación de la amistad.

En lo futbolístico, ya es una evidencia que los fichajes han quemado carbón para la maquinaria del Castellón. Los cinco goles fueron generados por recién llegados: penalti a Arturo, triplete de Tariq y doblete de Ebwelle y Juanfran: uno de goles y el otro de asistencias. El camerunés lo tiene todo para convertirse en ídolo de Castalia. ¿Qué jugador firmó un debut como titular así en Castalia y en las Fiestas de la Magdalena? Nadie. Si Ebwelle marca el gol del ascenso, le ponen una calle. Eso es debutar.

Donde hay un ganador, siempre habrá un perdedor. Eso es así. Y ahí está el Muro, el pobre Muro. Tuvieron que ser ellos quienes hicieran de sparring en la velada del viernes noche. Quién si no. No recuerdo otro equipo con un balance similar ante el Castellón: 10 partidos, 5 victorias, 5 empates y 0 derrotas. Y en casa todavía es mejor: 5 partidos, 4 victorias, 1 empate, 0 derrotas y 16 goles a favor. Es decir, a más de tres goles a favor por partido. Para no romper la tradición, el Castellón ganó, goleó, se gustó e hizo disfrutar.

La traca final hizo explotar a Saguntino, Ontinyent y Elche Ilicitano: tres empates en tres partidos y a tres puntos del liderato. No se puede pedir más. Solo una última cosa, ahora que ya lo tengo claro. Olviden la instancia. Este año, si hay play-off que sea en Magdalena y contra el Muro. Para no romper las nuevas tradiciones.