Los silbidos a Cristiano en el partido de Liga ante el Celta antes de marcar cuatro goles sirvieron de excusa para que Zidane protegiese ayer al portugués. «No entiendo que nadie quiera vender a Cristiano porque soy el entrenador y le quiero. Sobre los pitos, también me pitaron a mí y a todos, no es una cuestión de un jugador en particular», apuntó el técnico. efe madrid