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El Provincial negocia la salida de las monjas tras 157 años en el hospital

Las religiosas tienen su residencia en el centro, que ocupa una extensión de 800 metros cuadrados y dispone de jardín La dirección dice estar en conversaciones con la comunidad

El Provincial negocia la salida de las monjas tras 157 años en el hospital

Las monjas de la orden de Nuestra Señora de la Consolación podrían abandonar su residencia del Hospital Provincial, al que están ligadas desde hace 157 años. La dirección del centro negocia la permanencia de las cinco religiosas (sólo una de ellas está en activo), cuya vivienda ocupa una zona de 800 metros cuadrados.

CC OO, el sindicato mayoritario en el hospital, informó ayer de la reunión mantenida con la directora territorial de Sanidad. Entre las conclusiones del encuentro, destaca la que revela que «las monjas abandonarán las instalaciones que ocupan en el consorcio en el plazo de este año». Desde la dirección del centro confirmaron que el convenio que regula relación del Hospital Provincial con la comunidad religiosa «se tiene que renegociar». No obstante, no precisaron si esta negociación supondrá su marcha o el traslado a otra zona del hospital.

Desde CC OO, en cambio, confirmaron que las monjas abandonarán el Provincial. Destacaron que la residencia en la que viven ocupa 800 metros cuadrados, a la que hay que sumar el jardín. Una superficie muy extensa, teniendo en cuenta que sólo quedan cinco monjas y que, por ejemplo, el área Urgencias apenas dispone de 250 metros. Las mismas fuentes detallaron que sólo una de las religiosas está en activo y ejerce como enfermera en Oncología.

Historia

El vínculo de las hermanas de Nuestra Señora de la Consolación con el Hospital Provincial viene de lejos. Llegaron hace 157 años para hacerse cargo de la administración del centro y asumieron el cuidado de los enfermos.

En agosto de 1859, la religiosa María Rosa Molas fundó la primera comunidad de Hermanas de Nuestra Señora de la Consolación fuera de Tortosa, donde estaba establecida la orden. Con el objetivo de dignificar y mejorar la asistencia a los pacientes del aún Hospital de Trullols, que un año más tarde pasó a ser el Hospital Provincial, se desplazaron a Castelló siete monjas, que se instalaron en el centro ubicado en el actual emplazamiento de la diputación. El contrato establecido entre las hermanas y las autoridades recogía como obligaciones de las monjas «la asistencia completa en el departamento de mujeres con la excepción de aquellas que estuviesen embarazadas o padeciesen enfermedades secretas o venéreas», así como «la asistencia en el departamento de hombres, excepto aquellos remedios que se opongan a la decencia». Las monjas asumieron, además, la administración del centro hospitalario a petición de las autoridades locales.

La presencia de las monjas en el Provincial ha estado plagado de vicisitudes: se trasladaron al nuevo hospital situado en su actual emplazamiento y pasaron un difícil periodo durante la Guerra Civil en el que vieron obligadas a abandonar el centro sanitario, al que regresaron el 16 de junio de 1938. Desde entonces han permanecido de manera ininterrumpida, aunque podrían tener sus días contados.

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