Sara Sorribes (la Vall d'Uixó, 1996) ha arrancado el 2016 con mucha fuerza y ánimo. Tras un 2015 en el que las lesiones variaron su planteamiento inicial, la joven tenista provincial se ha encontrado con una motivación añadida nada más iniciar este año: su triunfo en el ITF de Sao Paulo. Sara es, sin lugar a dudas, una de las promesas del tenis español y muchas miradas están puestas en ellas. Pero, lejos de sentirse presionada, ella trabaja con independencia, sin dejarse llevar por los comentarios y consciente de que tiene que seguir trabajando para llegar a ser alguien en el mundo del tenis.
«Para mí es muy importante estar bien mentalmente. No tengo un juego que decida un partido en dos jugadas y por eso necesito estar metida de lleno en el partido mentalmente desde el primer momento. Si no lo estoy, pierdo puntos tontos. Y eso solo se mejora trabajando más, intentando hacerlo mejor, haciendo más físico...», reconoce.
La deportista de la Vall, que empezó a jugar a tenis con cinco años y decidió tomárselo más en serio al cumplir los 12 cuando optó por entrenar en Valencia de la mano de Jorge García -su actual entrenador-, afronta un año muy importante en su carrera. No le gusta demasiado hablar de rankings y clasificaciones, y solo piensa en «mejorar» su tenis. «Creo que puedo estar ante un año importante. No me gusta hablar de 'dar el salto' porque suena muy fuerte, pero creo que si sigo al ritmo que voy, que ya es muy bueno, volveré a estar ahí. Cada año he ido mejorando y los resultados han acompañado, así que no creo que haya que cambiar mucho más para lograrlo», asegura.
«No me marco llegar a ningún puesto del ranking concreto, solo pienso en mejorar mi tenis porque me falta ese algo que te arregle un partido. Necesito tener más armas a la hora de enfrentarme a una rival», explica con seguridad, y no duda en añadir que «he de mejorar en todo. Hay cosas que vienen de serie, pero otras como mejorar la derecha o el revés hay que trabajarlas y en esa fase me encuentro yo».
Su entorno se ha encargado desde el primer día en apoyarle y no dejarle caer en espirales negativas cuando los resultados no acompañan y, mucho menos, en que se sienta presionada haciendo algo que le apasiona como es el tenis. Ella dice que es así como la han criado y se encuentra cómoda en esa faceta. Y, de momento, las cosas le están yendo fenomenal. «Ya hay suficiente presión en el tenis como para que yo me ponga más, sería tonto por mi parte hacerlo», dice.
Sara, becada por el Proyecto FER por sus logros, sigue siendo la misma pese a que los éxitos cosechados en los últimos años la han llevado a estar en primera línea del tenis femenino nacional. «Si ahora lo pienso veo que todo ha pasado muy rápido pero dentro de la normalidad. No he notado nunca presión de mi entorno, ni he visto más allá del próximo partido. Sé que debo mejorar en todo pero no me presiono. Tengo muy claro que soy persona antes que tenista y no quiero cometer ningún error que me lleve a cambiar mi vida», concluye.
La tenista de la Vall d'Uixó estará un par de semana en casa y luego se desplazará a Florida para retomar la competición en un ITF 50.000.
