La historia que contamos hoy comenzó hace 225 años, cuando finalizaron las obras de construcción de uno de los emblemas de la ciudad de la Vall d'Uixó: el Campanar de la iglesia de la Mare de Déu de l'Assumpció.

Los campanarios suelen tener una simbología muy importante en cualquier municipio o lugar en el que se encuentren, pero es inevitable reconocer que la relación que mantienen cientos de vecinos de la Vall con el Campanar de l'Assumpció, va más allá de lo aparente.

Tanto es así que, hace 25 años, un grupo de personas decidió celebrar por todo lo alto el segundo centenario de su construcción en una conmemoración que hoy en día todavía se recuerda. De hecho, lo vivido aquellos días se marcó tanto en la mente de algunos de sus participantes que, cuando se cumplen los 225 años de su apertura, vuelve a resurgir el mismo entusiasmo y la misma ilusión. Todo se concretó en enero de 2015, cuando Jaume Andrés, un joven que cuando tenía 11 años formó parte de la comisión infantil del Centenar, decidió dar un paso al frente y despertar los sentimientos y el fervor por su identidad que sienten gran parte de los valleros.

Jaume Andrés, además, creció bajo la sombra del Campanar, dado que ha vivido siempre frente a la iglesia de la Asunción «y eso te marca», asegura. Y con esa conexión especial que solo dan las cosas que siempre te han acompañado y has admirado y apreciado, decidió animar a 4 o 5 personas que convocaron la primera reunión, de la que salió una junta de 19 miembros «entre los que hay gente joven, pero también personas que estuvieron en el 200º aniversario».

Dedicaron los primeros meses a recorrer las calles, casa por casa, para proponer la idea de organizar unas fiestas. Y hoy, poco más de un año después, son más de 700 las personas abonadas «y pasamos de las 1.000 personas afiliadas o vinculadas con la organización de una manera u otra».

Su compromiso es efímero, durará lo que duren las celebraciones, pero es firme y tiene la base sólida de la ilusión, un elemento indispensable si se tiene en cuenta que como «pasa cuando creas algo, todo es nuevo, hay que hacerlo y prepararlo todo desde cero», asegura Jaume Andrés.

Pero pese al esfuerzo, empiezan a recoger los frutos, a pesar de que todavía faltan muchas semanas para que el programa de actos que han ideado comience a desarrollarse. Serán propuestas eminentemente culturales, deportivas y religiosas, aunque no faltarán los bous al carrer, un elemento casi indispensable en cualquier festejo que se realice en la Vall d'Uixó.

Jaume Andrés y la gente que integra la comisión festiva están muy orgullosos, porque además de contar con el apoyo institucional de la Diputación Provincial y el Ayuntamiento de la Vall d'Uixó, también se están encontrando con la implicación absoluta de muchas personas, como «los sacerdotes, que están viviendo con nosotros desde el primer momento la emoción de los preparativos».

No es para menos si se tiene en cuenta, entre otras cosas, que en toda su historia será la segunda vez que la imponente imagen de la Mare de Déu de l'Assumpció, bajará de su altar. La primera fue con motivo del 200º aniversario. Para la ocasión se negoció con los servicios de restauración de la Diputación una actuación para mejorar su aspecto, por lo que la patrona lucirá perfecta cuando vuelva a estar a pie de calle, al lado de sus devotos.

Pero también se cuenta con un apoyo popular indiscutible. Como muestra, Jaume Andrés destaca que desde que se abrió el plazo para inscribir a niños y adultos en las diferentes carrozas que tienen prevista su participación en el desfile de disfraces que cerrará la programación festiva, «ya hemos llenado unas 8».

Desde la novedosa Colour Rune, para la que se cuentan con casi 800 inscripciones, hasta la misma procesión, la paella gigante, los Juegos Florales o las 5 exhibiciones taurinas, todos y cada uno de los actos que se podrán disfrutar entre finales de abril y principios de mayo, quieren unir a un pueblo, pero sobre todo quieren exhibir la pasión de ser valleros y estar orgullosos de todo lo que ello supone.