El orgullo y el acierto final dejaron al Amics cerca de un triunfo que, en ningún momento del encuentro, se había merecido. Pero un último cuarto antológico, en el que los castellonenses gozaron del acierto en el tiro exterior que no habían disfrutado en el resto del duelo, les llegaron a poner a tres puntos de un CB Ourense que llegó a ganar de 25. Pero, al final, los gallegos se impusieron (80-86) y el Amics acumula su cuarta derrota consecutiva, algo que le complica el pasaporte para el play-off por el título.

Como le sucediese siete días antes contra el Burgos, el Amics naufragó en una primera mitad en la que el Club Baloncesto Ourense le impidió a los hombres de Toni Ten desplegar el juego que más les gusta. Incapaces de transitar con velocidad por la cancha y con un preocupante porcentaje de error en sus lanzamientos, los hombres del club castellonense vieron como la diferencia a favor de los gallegos crecía sin que nada pudieran hacer para enjugarla.

De nuevo un brutal acierto exterior de los visitantes, como ocurrió con los burgaleses, abrió una brecha que el Amics se mostró incapaz de suturar. Los triples de Rivero y Barreiro evidenciaron las dificultades defensivas que sufrían los locales que, antes de darse cuenta, cerraban el cuarto perdiendo de 12 (13-25).

La tónica se mantuvo en el segundo parcial. Kapelan se unió al festival anotador de los ourensanos y la diferencia comenzó a ser sonrojante. Los gallegos llegaron a doblar la puntuación del Amics (18-36) y, aunque los de Ten incrementaron su acierto anotador, la distancia se mantuvo hasta que la pareja arbitral le permitió a los locales marcharse al descanso del encuentro con un 28-45 en contra.

El orgullo también juega

El tercer cuarto cimentó la resurrección de un Amics que, en los últimos minutos del duelo, puso contra las cuerdas a su rival. Aunque los de la Plana tocaron fondo cuando el marcador se puso 33-58, la aportación de Nwogbo, Faner y Cabot acortó distancias. Dos triples consecutivos rebajaron la diferencia a 14 puntos (47-61) y la dinámica se mantuvo hasta el final del penúltimo acto que finalizó con un 49-63 en el electrónico.

Fue entonces cuando el Amics pudo ser él mismo. Los locales imprimieron velocidad a su ataque y, sobre todo, empezaron a entrar los tiros de larga distancia. Con el miedo en el cuerpo, Ourense vio como Garrett resucitaba y como tres triples consecutivos ponían al Amics a tres (73-76). Pero de nuevo la defensa hizo aguas y la falta de concentración permitió a los gallegos hacerse con la victoria que habían acariciado todo el partido, pero que llegó a peligrar.