Las redes sociales se han convertido en un hervidero de testosterona y prepotencia cada vez que hay fútbol. Parece ser que es el eje central al que ir a partirse la cara por un equipo u otro, rebatir con o sin argumentos y alzar la voz, queriendo ser más, mejor e inigualable.

Últimamente la moda es ir de víctima. Sean del equipo que sean, se oye el ya cansino «odio eterno al fútbol moderno», incluso por aficionados de equipos refundados hace dos días, que sin ese fútbol no serían nada. Probablemente, ni lo sepan. El cataclismo estructural e institucional que se ha producido en los últimos años en el fútbol español ha motivado justificaciones del tipo: «esto antes no pasaba», «el fútbol moderno se lo ha cargado todo» o el ya manido «mi equipo es el que más sufre». Por supuesto, inmerso en batallas de ego por ver cuál es, efectivamente, el equipo que más sufre.

A veces tecleo esas palabras clave en el buscador de Google y me río un poco. «Equipo sufridor». Es gracioso leer a aficionados de clubes con un puñado de ligas en su palmarés, competiciones europeas, finales de etiqueta o incluso un presente glorioso, defender, lógicamente sin argumentos, que ellos son los más desgraciados y que como ellos no hay ningún otro equipo. Que todo esto les pasa porque el fútbol ahora es moderno y los repartos de televisión no sé qué y que todo son desgracias. Dicen mientras acumulan años y años en la élite.

Me pregunto qué harían esos aficionados si un día, de la noche a la mañana, se enteran de que su club está en quiebra y corre riesgo real de descenso. Si después de acomodarse en el fútbol profesional durante varias temporadas, reciben un expolio institucional y caen a lo más hondo de las profundidades del fútbol patrio. Si un grupo de aficionados es quien tiene que desvelar, ante la pasividad de las instituciones, que los antiguos dueños de la entidad se llevaron más de cinco millones de euros ante la aparente tranquilidad, sin que aquí nadie se enterara.

Pero tampoco me parece justo justificarlo todo con un discurso victimista de ese calibre después de tanto tiempo. También me pregunto qué dirán los aficionados del Recreativo de Huelva, quienes llenaron su Colombino a sabiendas de que podía ser la última vez que lo hicieran en sus más de 110 años de historia. Y, a su vez, los hinchas de la Unión Deportiva Salamanca, Alicante Club de Fútbol, Xerez Deportivo o Club Polideportivo Ejido, quienes nunca podrán volverle a cantar al equipo del que se enamoraron en su día. Pone los pelos de punta saber que, aunque se refunde, tu equipo nunca volverá a ser el mismo.

Club Deportivo Castellón solo hay y habrá uno. No será el más sufridor y tampoco el más desgraciado. Pero qué complicado es negarlo cuando juegas como nunca y acabas perdiendo? ojalá no como siempre.