Desde un punto de vista positivo se podría decir que el mal tiempo regaló un día más de fiesta a los falleros de la Vall d'Uixó.

Después de que las lluvias continuadas del sábado obligaran a suspender la ofrenda floral prevista en el programa, las siete comisiones de la ciudad, así como la Junta Local Fallera, representantes municipales y numerosos vecinos participaron en un acto cargado de emotividad y sobre todo de excepcionalidad al celebrarse por primera vez después de la «cremà».

El presidente de la Junta Local Fallera, José Luis Egea, ya lo explicó el sábado, tras mantener una reunión con los presidentes de las siete fallas: Pensat i Fet, L'Ambient, Les Llimeres, Sud-oest, La que Faltava, Corts Valencianes y Ja estem tots. Si el calendario en principio les había obligado a concentrar los actos centrales de su festividad en el día de San José, el azar, en este caso el tiempo, hizo que finalmente la ofrenda volviera a tener una jornada de celebración independiente.

Entre los participantes en este acto que se celebró ayer por la tarde, además de los falleros de la Vall d'Uixó, también se contó con la asistencia de las reinas de la ciudad, tanto de la Sagrada Familia, como de Sant Vicent, así como con la presencia de representantes de la falla El Compromís de Almenara, que llevan mucho tiempo compartiendo diferentes acontecimientos del calendario festivo de la Vall d'Uixó, como sería el caso de la entrega de premios a los monumentos, en la que todos los años se ofrece una mención especial a la comisión vecina.

Con todo, a pesar de la lluvia registrada el sábado y de la necesidad de cambiar de planes como una salida para no tener que suspender un acto tan emblemático como el de la ofrenda, lo cierto es que el ambiente no decayó en todo el fin de semana. Los cohetes y petardos siguieron sonando a pesar de que, tanto las calles como las fallas estuvieran mojadas y las carpas de las distintas comisiones falleras centraron la animación en la última noche y la más trascendental para cualquier fallero.

Hizo falta recurrir a acelerantes de la combustión para garantizar que todos los monumentos ardieran dado que a pesar de que el agua no afectó seriamente a la estructura de las fallas, sí que empapó el material causando incluso «desperfectos evidentes en la pintura», como explicó José Luis Egea. Pero las llamas se propagaron y el fuego se convirtió en el mejor colofón para una semana festiva llena de citas y compromisos para las falleras mayores, Minerva García y María Ambou, que tuvieron su culminación ayer, fuera de todo pronóstico, cuando fueron las encargadas de clausurar la ofrenda y con ella los actos falleros del año 2016. Ahora los miembros de las comisiones falleras ya empiezan a pensar en las Fallas de 2017.