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«Los Gipsy Kings no nos representan»

Castelló conmemora hoy el día internacional del pueblo gitano con actividades para visibilizar sus retos y diversidad

«Los Gipsy Kings no nos representan»

El colectivo gitano de Castelló lucha por vencer los estereotipos por los que se asocia a sus miembros con la delincuencia y la marginación. «Las encuestas del CIS señalan que la gente no quiere tener vecinos gitanos ni que sus hijos vayan al colegio con niños de esta etnia, es necesario combatir la imagen que la sociedad tiene de nosotros», sostiene el coordinador de la Fundación Secretariado Gitano de Castelló, Francisco Escudero.

Su asociación, junto a otras organizaciones como Punjab y la Asociación Gitana, conmemora hoy el día internacional del colectivo romaní, y quiere dejar claro que este pueblo poco o nada tiene que ver con la imagen proyectada en programas como Palabra de gitano o Los Gipsy Kings. «No son representativos», critica el activista, quien subraya la heterogeneidad y diversidad del colectivo. «Mucha gente piensa que los gitanos viven como salvajes en campamentos, que no trabajan, y es verdad que tres de cada cuatro familias de esta etnia se encuentran en riesgo de exclusión social, pero eso no quiere decir que no haya también estudiantes universitarios y profesionales», dice Escudero.

Un ejemplo de ello es Sandra Salazar, una castellonense de 22 años que desde bien pequeña tuvo claro que seguiría estudiando. «He querido ser de todo, arqueóloga, abogada, asistente social...», relata la joven que finalmente ha optado por cursar una doble titulación de Historia y Humanidades en la Universitat Jaume I. Su contexto no era muy diferente al de los demás, lo que la ha distinguido de otros es su constancia. «Es verdad que las familias gitanas no suelen obligar a sus hijos a estudiar, pero si lo hacen se sienten orgullosas», explica Sandra, quien aspira a dedicarse a la docencia y la investigación. Cree que el principal problema de la comunidad gitana es la inercia. «La mayoría no estudia y los demás se dejan arrastrar por la corriente», señala. En el caso de las chicas, se suman las ganas de casarse. «Deben saber que hay tiempo para todo y que aunque estudien también pueden emparejarse», dice con convicción la joven. Asegura que nunca se ha sentido discriminada en clase, pero sí reconoce que hay quien sorprende al saber que es gitana. Sandra no encaja en los estereotipos y su caso, como el de tantos otros, demuestra que la educación es la llave del cambio para el pueblo gitano.

Por ello, el representante de la fundación castellonense reclama a la Administración políticas específicas en esta materia. El abandono escolar es el principal problema: «En Primaria está muy controlada la asistencia, pero en el paso a Secundaria muchos alumnos se quedan por el camino». De hecho, hay un 70 por ciento de abandono escolar en la ESO entre el colectivo gitano. La causa fundamental es que «los niveles curriculares no son los adecuados» en el instituto, señala Escudero. Mientras hay colegios de Acción Educativa Singular, los denominados CAES, como el Maestro Carles Selma de Castelló, que adaptan las materias a las necesidades del alumnado, en Secundaria no existe un programa de este tipo. Los jóvenes se frustran al no alcanzar el nivel establecido y acaban abandonando los estudios. Deben llevarse a cabo «adaptaciones curriculares» que faciliten la continuidad de los alumnos o «irán directos al fracaso», señala Escudero.

Como medida paliativa, la Fundación Secretariado Gitano ha puesto en marcha en Castelló aulas de refuerzo escolar en las que dan clases a niños de quinto y sexto y de Primaria y de todos los cursos de Secundaria. «Los padres no pueden ayudar a sus hijos con las asignaturas porque no saben y tampoco tienen dinero para pagar academias», explica el coordinador de la organización.

Las carencias educativas generan otro de los grandes problemas del colectivo gitano: el empleo. La inserción laboral, sobre todo en un contexto de crisis, es prácticamente imposible sin formación. «Atendemos a muchas personas desempleadas y nadie tiene el graduado escolar. Además, carecen de contactos personales que les permitan encontrar trabajo y se enfrentan a un alto nivel competencial en el mercado laboral», afirma Escudero, quien reclama políticas específicas en materia de empleo.

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