El toro no embiste igual en una plaza que en la calle. Los «rodaors» saben bien que las cornadas sufridas en un festejo de «bous al carrer» se reciben, casi siempre por la espalda y que tanto o más dañino puede ser un pisotón que la caída contra el suelo tras ser elevado por el morlaco en un despiste. Los jóvenes que se ponen delante de los animales en los festejos que se celebran a pie de calle en toda la Comunitat Valenciana (8.242 el año pasado) lo tienen claro. Desde la Generalitat quieren que también estén preparados los profesionales médicos que habitualmente atienden estas citas que, en el caso de municipios como la Vall d'Uixó, en Castelló, ocupan uno de cada tres días del año. Para ello y en aplicación del reciente decreto de «bous al carrer» publicado en marzo del año pasado, los colegios médicos han empezado a impartir los cursos de capacitación y formación que la normativa prevé y que empezarán a ser obligatorios para los médicos a partir de este año en atención de soporte vital avanzado y en 2018 para la asistencia a heridos en festejos taurinos.

En el colegio profesional de Valencia, el cursillo específico (de 36 horas y con 12 profesionales médicos como formadores) comenzó a impartirse ayer y, en Castelló, está previsto que se desarrolle durante la próxima semana. La primera edición de este curso en Valencia -que tendrá continuación en el mes de mayo- se ha limitado a 24 galenos ya que, además de la parte teórica hay también prácticas. «Hemos tenido una demanda que no esperábamos», confirmó ayer Rafael Romero, coordinador de los cursos en el Colegio de Médicos de Valencia que explicó que han solicitado formarse «compañeros que están desplazados trabajando incluso en pueblos de Teruel y Cuenca en los que también hay tradición en estos festejos». El objetivo es hacer una única convocatoria anual aunque, por ahora, se adaptarán a las demanda existente. Todos los profesionales «están preparados para solventar cualquier situación médica», aseguró Romero que, sin embargo, reconoció que siempre era bueno «refrescar conocimientos» y estar preparados ante la casuística en lo que a heridas se refiere. Y es que las cornadas en un recinto taurino son diferentes a las que el torero recibe en la plaza. Estas últimas «están muy estudiadas», según Romero, pero no así tanto las de calle. «Los rodaors incitan, corren? las cornadas suelen venir por detrás y de piernas para arriba porque el toro no baja tanto la cabeza como en la plaza. Además están las lesiones añadidas como las compresiones, aplastamientos y traumatismos», enumeró.

Lejos de lo que se pudiera pensar, los traumatismos en la arena le ganan la partida a las heridas por asta de toro. «En el curso estamos revisando las caídas», explicó, así como las características de las cornadas que pueden presentar complicaciones. «A las diferentes trayectorias, el sangrado masivo o ausente, los daños en la cavidad abdominal hay que añadir que son de alta capacidad infecciosa». El año pasado hubo 883 heridos en toda la Comunitat.