Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

De la renovación a la guerra en seis meses

La Junta de Festes afronta una de sus peores crisis internas Una denuncia de una funcionaria mantiene en jaque la continuidad de Bellido

Reunión de la Junta de Festes el pasado lunes. carme ripollés

Juanvi Bellido tomó posesión de la presidencia de la Junta de Festes el pasado 17 de octubre con un mensaje de renovación tras los 13 años de Jesús López. Prometió diálogo y el fin del autoritarismo de la etapa anterior. En sólo seis meses ha dilapidado el capital de ilusión que atesoraba cuando salió elegido. El presidente acumula una denuncia de una funcionaria del Patronato Municipal de Fiestas por «presuntas amenazas», una queja del jefe de Protección Civil por supuestas ofensas y duras críticas de familiares de la reina de Fiestas por el trato recibido en Magdalena. Pero, además, cinco vocales de la junta se han dado de baja y otras cuatro personas amenazan con dimitir por diferencias «insalvables» con Bellido.

¿Qué ha sucedido para que sea cuestionado más allá del éxito de participación de la Magdalena? Los críticos afirman que Bellido no está a la altura, algunos de sus partidarios admiten que le falla el carácter y sus críticos dudan siquiera que tenga el control de la Junta

El expresidente de la Gaiata 5 se presentó a la asamblea de octubre acompañado por un equipo potente, integrado por personas vinculadas a los diferentes segmentos de la fiesta. En el «món de la festa» es sabido que entre Moros d'Alqueria y los Cavallers Templers le buscaron como cabeza de cartel. Los ámbitos festeros admitían una falta de tablas, pero subrayaban que este hecho lo compensaba con la gente que le acompañaba y con su experiencia. Su grupo preparó un ambicioso programa electoral y lo proyectó como un candidato progresista frente a Jesús López, cuando ambos nunca han ocultado su vinculación al PP.

Para la organización de su primera Magdalena, la nueva Junta sólo dispuso de cinco meses. Este escaso margen y el estreno de un Patronato, con el que el ayuntamiento asume el control económico, han partido a la organización y han puesto en entredicho la figura de Bellido. Estas divisiones se hicieron públicas al acabar la Magdalena con las dimisiones de Nelo Melchor y Lidia López, que reprocharon el exceso de protagonismo de otros compañeros. Su marcha puso al descubierto la existencia de un grupo crítico, si bien nunca quiso manifestarse. Otro sector se mantenía al margen de los dos bandos enfrentados e intentaba mediar, admitiendo, no obstante, errores y una falta de compostura de Bellido. No se descartaba entonces propiciar una transición que desembocara en una marcha voluntaria de Bellido.

Sin embargo, a la semana de acabar la Magdalena Levante de Castelló publicaba un informe de la Policía Local por el que una funcionaria del patronato acusaba a Bellido de presuntas amenazas. Seguidamente salió a relucir una queja del jefe de Protección Civil contra el presidente de la Junta por supuestas ofensas durante la Cabalgata de Reyes, que culminaron con el reconocimiento del malestar existente entre familiares de la corte de la reina de las Fiestas.

Estas circunstancias pusieron en la picota la imagen de Bellido. Los críticos, reclamaron la salida del presidente de la Junta, mientras, por contra, el llamado sector moderado, que siempre había reconocido los problemas reseñados, alentó un cierre de filas. El cambio de estrategia propició la caza de los supuestos filtradores de las diferencias internas. Para ellos, la denuncia de una funcionaria no tenía ninguna relevancia y sacaron pecho cuando la fiscalía devolvió el parte de la empleada pública. Desde el sector crítico estiman que este viraje se debe a que este sector es también el muñidor de la candidatura y no quiere reconocer su error.

Ahora que la funcionaria ha reiterado la querella ante los juzgados, los partidarios de Bellido denuncian las injerencias políticas del PSPV, algo de lo que también se ha hecho eco su socio de gobierno, Compromís, obviando que en realidad las fiestas siguen siendo controladas por afines PP. Al ejecutivo local le ha pillado esta guerra con el pie cambiado. Alcaldesa y regidora de Fiestas están disgustadas con la crisis. Sus relaciones con Bellido no son fáciles, pese a que se insiste en que la dimisión de Carme Oliver, anterior responsable, no ha tenido nada que ver.

El ejecutivo local ha eludido intervenir y deja la resolución de los problemas en manos de la propia Junta, por tratarse de un ente autónomo y su presidente un cargo electo. No obstante, el ayuntamiento ha desautorizado las destituciones de los vocales, José Miguel Rebollo y Ana Alegre, por no solicitar autorización al Patronato, pero dará vía libre a los mismos si los colectivos festeros los respaldan. No quiere propiciar una asamblea por miedo al regreso de López. Una vía intermedia sería una gestora con el nombramiento como presidente de un integrante de la actual Junta. Una buena parte de los colectivos de fiestas reconocen que Bellido no puede seguir, y hasta hay quien afirma que está haciendo «bueno a López». El presidente se dice arropado por los suyos, pero sólo en teoría conserva la mayoría de los vocales.

Compartir el artículo

stats