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Un pueblo con balneario y tesoros del pasado

La ruta nos traslada a la pintoresca zona conocida como El Barri, de traza morisca

el municipio de la vilavella ofrece múltiples rincones que guardan restos del pasado como podría ser las viviendas modernistas que llenan el casco antiguo, la ermita de San Sebastián, la Gruta de Lourdes, los dos museos con que cuenta la localidad o una zona de lavaderos, todavía hoy en uso. f m. mira

El Balneario de Aguas Termales de la Vilavella es desde hace décadas un emblema del municipio. Son muchos los vecinos de la Comunitat y de otros puntos que conocen este pueblo de la Plana Baixa gracias a su hotel-balneario que se ha convertido en la mejor puerta de entrada para que los visitantes puedan conocer los tesoros etnológicos, históricos y arquitectónicos que la Vilavella guarda en prácticamente todas sus calles.

En la Vilavella están tan orgullosos de su patrimonio y su identidad, que desde hace algún tiempo organizan rutas guiadas con el objetivo de que ningún detalle, por mínimo que sea, pase desapercibido al visitante. Se organizan todos los miércoles a las 16 horas y solo hace falta un mínimo de dos personas para que el director del museo, Joan Antoni Vicent, les acompañe en un paseo de aproximadamente dos horas de duración en el que, básicamente, se invita a conocer el casco antiguo de la población, los dos museos con que cuenta la localidad (el de historia y el de Els Espardenyers) y la subida al Calvario donde se encuentra la ermita. Ir acompañado de alguien que conoce bien cada rincón es un aliciente para apuntarse a esta propuesta, pero cualquier día es bueno para conocer la Vilavella.

El punto de referencia es la plaza de La Vila, en cuyo subsuelo existe una necrópolis islámica. Aquí se encuentra el centro administrativo, pero también el hotel-Balneario, que es el único que sigue en funcionamiento en la actualidad, a pesar de que décadas atrás fueron muchos más los que se repartían por el municipio, hasta el punto de que se está ultimando una ruta termal que permitirá, a través de códigos QR, conocer dónde estaba situado cada uno, así como su historia.

Pero en la ruta que proponemos hoy, el paseo nos llevará hasta «la pintoresca zona conocida como El Barri, de traza morisca», tal como describe Vicent. Las calles, empinadas y serpenteantes, van ganando altura a medida que se avanza hacia la parte alta de la montaña. El ayuntamiento ya ha anunciado un proyecto que permitirá recuperar la belleza original de un entorno que, incluso en las actuales circunstancias, vale la pena recorrer, porque nos permite llegar hasta la zona más alta del casco urbano donde, junto a la cantera, existe un vestigio arqueológico denominado «Els caminets del Moro» que se cree fueron una antigua acequia romana.

Es muy interesante seguir el camino del Calvario hasta la actual ermita. Pocos metros antes de llegar se encuentra la Gruta de Lourdes, una explanada que viene a imitar a la existente en Francia y que está presidida por la imagen de la Virgen, obra del escultor Ignacio Bayarri. Llama especialmente la atención en este punto el denominado Pi Mascle, «un ciprés del antiguo calvario con 16 metros de altura y 102 años de antigüedad».

La ermita de San Sebastián fue reconstruida en 1934 por el arquitecto Luis Costa. Son curiosas las inscripciones que se realizaron en su fachada lateral durante la Guerra Civil, que todavía se conservan en la actualidad. Desde este punto, en la ruta guiada, además de poder entrar en el interior de la ermita, se puede identificar el santuario romano de Apolo, la antigua mina de hierro y la necrópolis islámica del colegio José Alba.

En el camino de vuelta es indispensable detenerse en la Casa-Museu dels Espardenyers, «un pequeño museo dedicado al pasado de los habitantes alpargateros que poblaban mayoritariamente esta zona».

Son múltiples los rincones que merecen una mención por lo que hablan del origen de esta localidad, como sería el caso de los lavaderos, todavía hoy uso, justo bajo las instalaciones del Museo de Historia, recientemente ampliado y que ofrece una interesante visión de la evolución de este pueblo.

Pero es muy recomendable dar un simple paseo por sus calles, que nos permitirá encontrarnos, por ejemplo, con las viviendas modernistas, la casa del Senyoret d'Escrig (de finales del siglo XVIII), la Torreta de García Guijarro, «una mansión realmente espectacular, obra del arquitecto Francesc Maristany Casajuana», o la casa natal del escritor Manuel Vicent.

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