Aunque desde que se iniciaron las fiestas del 225º aniversario del campanario de la Asunción en la Vall d'Uixó, las puertas de esta construcción se han abierto en más de una ocasión al público en general, ayer por la mañana se hizo con una intención especial, ya que se organizaron visitas guiadas para escolares, que permitieron que los más pequeños conocieran las singularidades, el origen y los secretos que guarda una estructura arquitectónica tan emblemática en la ciudad.

El encargado de acompañar a los escolares fue Paco Nebot, miembro de la asociación cultural que está organizando las fiestas del aniversario y profesor jubilado que profesa una devoción especial por el Campanar. En las diferentes visitas que se realizaron ayer compartió con los menores tanto su experiencia personal, como sus conocimientos sobre el monumento, «les hemos hablado de su historia, de sus características arquitectónicas, del museo?», detalló.

Además, se contó con la colaboración de José Enrique Puchol, miembro del Noble Gremi de Campaners, que les explicó los diferentes tipos de toques manuales que existen y les ofreció la oportunidad de presentar el del gran carrac o matraca, que les llamó mucho la atención.

Otras particularidades que pudieron conocer en su visita a las entrañas del Campanar fueron, por ejemplo, «la restauración del antiguo reloj, que hoy en día se actualiza por GPS o la historia de la popular bassa dels ferros», una balsa de riego que se divisaba desde lo alto y que forma parte de la identidad del barrio, a pesar de que en la actualidad ya no existe.

El Campanar recibió la visita de varios grupos de alumnos de los colegios Asunción, Blasco Ibález y Ausiàs March. A todos ellos se les entregó un folleto información con un resumen de lo explicado, así como datos técnicos, entre los que destacaría el hecho de que mide un total de 48 metros.

Las visitas guiadas al Campanar aunque el más relevante, no fueron el único acto de la jornada. Los toros volvieron a la plaza de la Asunción por la tarde de la mano de la ganadería de Juan Pedro Domecq. La entrada del astado al recinto se realizó a la antigua usanza, utilizando «haques i rossins», engalanados para la ocasión, para tirar del cajón en un pasacalle que recorrió varias calles acompañados por al música de la charanga.

A pesar del buen juego y la movilidad, hubo un susto durante el transcurro del acto ya que el toro volteó a un joven de 25 años vecino de La Moleta en la Vall. El joven fue trasladado al Hospital de la Plana de Vila-real por TCE, obnubilación, incoherencia y agresividad con amnesia de lo acontecido. El volteo que sufrió no revistió gravedad.