El fútbol volvió a ser de los más cruel con el Villareal CF y el submarino se queda una temporada más, y ya van cuatro, a las puertas de su anhelada final europea. El Liverpool barrió del mapa a un conjunto amarillo desconocido, falto de ideas y que no pudo regalar una victoria a los más de dos mil aficionados que se desplazaron hasta Anfield.

El Liverpool se llevó a su terreno el partido demasiado rápido. Si en la ida un gol de Adrián López en el descuento había dado ventaja al Villarreal, ayer un tempranero tanto a favor de los reds en el minuto 6 igualó de nuevo la eliminatoria. Fue la tercera vez que el equipo de Klopp ponía a prueba a Areola, pero en esta ocasión fue un error de la defensa amarilla y un erróneo despeje de Bruno el que hizo subir el primer gol al marcador.

El conjunto inglés había hecho lo más difícil en el menor tiempo posible, quizás espoleado desde el calentamiento por una afición muy activa que contribuye sobremanera a que Anfield sea un estadio especial.

Tras su tanto, el Liverpool llevó el dominio del juego, aprovechándose de los numerosos fallos en el control del balón del submarino y de sus continuas imprecisiones. Y es que no se les veía demasiado cómodos a los futbolistas del cuadro de la Plana Baixa sobre el césped del feudo inglés, mostrándose más inofensivos de lo habitual.

Tanto es así, que el Villarreal solo se acercó a la meta de Mignolet en dos ocasiones en la primera parte. Una, tras un córner que Mario no logró hacer subir al marcador y otra por parte de Bakambu que finalizó sin consecuencias.

El Liverpool, mientras tanto, lo intentaba por cualquiera de los espacios que los jugadores amarillos cedían, poniendo en aprietos a Areola con sendos lanzamientos de Lovren y Sturridge. Por fortuna, ninguno subió al electrónico y la eliminatoria siguió empatada hasta el descanso.

Sin ideas

El segundo tiempo arrancó con una ocasión de Bakambu pero, a partir de ahí, poco o nada varió el escenario respecto a los primeros 45 minutos. El Liverpool era el claro dominador del partido y disponía de las mejores ocasiones. Hasta tres consecutivas tuvieron los reds para aumentar su ventaja y alejar al Villarreal definitivamente de Basilea, pero ni Milner, ni Sturridge ni Albert Moreno acertaron a batir al portero francés del submarino.

El Villarreal seguía sin ideas y el centro del campo brillaba por su ausencia, así que Marcelino decidió dar entrada a Trigueros en busca de ese plus que le estaba faltando a su equipo. Pero cuando casi ni el centrocampista de Talavera se había asentado, y tras un nuevo aviso de Sturridge que desbarataba Areola, el delantero del conjunto red no fallaba en la siguiente jugaba y conseguía el 2-0 para el Liverpool.

El partido estaba siendo un recital de fútbol y ocasiones por parte de los ingleses, y el Villarreal parecía un perfecto desconocido. El submarino había perdido por completo su identidad y lo había hecho en el peor escenario posible y en el partido menos adecuado. Muy endebles en defensa y sin ningún ápice de reacción, el partido se complicó un poco más si cabe cuando Víctor Ruiz vio la segunda amarilla por protestar y dejó a su equipo también en inferioridad numérica durante los últimos 20 minutos del partido.

Los aficionados amarillos que poblaron la grada de Anfield se aferraban al hecho de que un gol llevaba a su equipo hasta la final de Basilea. Había tiempo por delante, pero lo cierto es que los de Marcelino no daban visos de mejoría y el Liverpool seguía haciendo de las suyas hasta conseguir sentenciar la eliminatoria con el 3-0 de Lallana. Un doloroso final para un Villarreal que vuelve a quedarse a las puertas de una final europea.