El Ayuntamiento de Borriana está en contra de que la playa del Arenal se convierta en una playa natural. Así lo manifestaba la alcaldesa de la localidad el pasado martes en una cena del Rotary Club, en la cual María José Safont tras el ágape contestó a cuantas preguntas le formularon -por cierto, los asistentes salieron satisfechos por la cordialidad encontrada con la edil socialista-.

Actualmente la zona del Arenal está integrada dentro del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), catalogada como zona terciaria y como playa urbana.

Tal como se encuentran los terrenos del Arenal, urbanísticamente vírgenes y que en los cincuenta años de propiedad municipal ningún gobernante ha sabido sacar partido alguno en beneficio de la ciudad, no es de extrañar que haya rumores que lleven la preocupación a los gobernantes actuales, dado que parte del futuro de esta ciudad está en los terrenos del Arenal.

Borriana no tiene industria y el futuro agrícola está más verde que los naranjos en verano, por lo que poner los medios para el turismo es una buena posibilidad.

Desconozco cuántas zonas de amplios terrenos detrás de una gran playa inmensa hay en esta Comunitat Valenciana, con facilidad para obtener los servicios sanitarios, bien comunicada, con un puerto pesquero y deportivo que haya tenido tantos proyectos en los cincuenta años de propiedad municipal y no se haya realizado ninguno.

Lo de convertir la zona en playa natural, que en la actualidad el ayuntamiento no lo contempla y está en contra, y si en la actualidad el hecho se considera como rumor, no es de extrañar que en un tiempo no muy lejano la propuesta sea firme.

Si ésta propuesta de playa natural la realizase la Generalitat Valenciana, no sería necesario realizar modificación alguna del Plan General de Ordenación Urbana ni que lo que no se ha sabido desarrollar en cincuenta años llegue en un proyecto realizado sin contar con la opinión o decisión de los gobernantes de esta ciudad.

Desde niño siempre me dijeron que en el Arenal no se desarrollaría proyecto alguno, porque los propietarios de las viviendas de la primera fila de la avenida Mediterráneo eran gente de dinero y no iban a permitir que nadie les tapase la vista al mar. Esta versión se ha mantenido durante muchos años y se agudizaba cuando se presentaba un proyecto urbanístico. Me gustaría creer que los tiempos han cambiado y que los gobernantes de mi ciudad se preocupan por la prosperidad de la misma y el Arenal sin desarrollar urbanísticamente es un valor que se sigue escondiendo sin razón alguna.