Pese a las nubes que durante todo el día descargaron ayer una fina lluvia sobre Borriana, la tregua que la climatología ofreció a partir de las seis de la tarde hizo posible que el broche de oro que se tenía preparado para el cierre de la primera edición del festival Maig di Gras volviese a reunir a numeroso público en los dos conciertos que se celebraron.

Durante la mañana el pasacalle que debía recorrer las principales calles del centro de Borriana y que emulaba una vez más a las Brass Bands que habitualmente protagonizan la fiesta del Mardi Gras en Nueva Orleans, tuvo que refugiarse. Aunque se perdió parte del espíritu de música en la calle, el interior del local del Naraniga Gastromusic se convirtió en el escenario perfecto para protegerse de a lluvia y disfrutar a la vez de los ritmos más animosos de la música negra.

Por la tarde, pese a que los conciertos del grupo local Gorila Lounge Band y de los castellonenses Bandits corrieron el riesgo de ser suspendidos por la lluvia que volvió a aparecer, la reacción de la organización sirvió para instalar dos carpas que protegieron a los artistas del agua y permitieron su celebración. De este modo, el Maig di Gras se ha convertido en un festival que «esperamos pueda repetirse muchos años», como afirmó edil de Cultura en Borriana, Vicent Granel.