Cuando en el año 1921 Silvestre Segarra Aragó lanzó la idea de constituir una empresa de transportes en la Vall d'Uixó no daba puntada sin hilo. El pueblo se había quedado fuera del trazado de la red ferroviaria y aunque se entendía que era la decisión más lógica, pues la distancia más corta entre dos puntos siempre ha sido y será la línea recta, quienes tenían una visión de futuro comprendía que se quedaban en el andén de la vía del progreso y la riqueza.

Así nació la sociedad Autos Valldeuxenses, que cumple 100 años de existencia, que resume en un libro Ernest Navás, muy vinculado a nivel personal con lo que hoy en día se conoce como AVSA, una compañía de autobuses que «fue muy importante en la vida social de la Vall los primeros años, hasta la eclosión de los coches particulares».

Mañana sábado el Centre d'Estudis Vallers va a presentar esta publicación que recoge gran parte de la historia de la empresa, relatando con especial cuidado en una primera parte lo acontecido desde su nacimiento, en la época de la República, posteriormente en la Guerra Civil y en la postguerra, centrándose básicamente «en cómo se involucra la sociedad alrededor de los autobuses». En una segunda parte, se incluye una parte más documental, con relación de personal, contabilidad, etc., a partir de 1955.

Navás no niega que la parte más interesante es la primera, donde se cuentan las historias. Donde por ejemplo se destaca que en el momento de la constitución de la sociedad, hubo muchos accionistas pertenecientes «a la burguesía agraria local y a los profesionales», aunque fue singular el «destacado componente social, que ahora sería impensable, con muchos accionistas que solo tenía una participación de 100 pesetas». El autor destaca que en sus inicios Autos Valldeuxenses llegó a tener más de 500 accionistas, gran parte de los cuales eran modestos participantes de un proyecto ilusionante que les iba a permitir estar conectados con el exterior.

Hubo una persona que en gran medida fue responsable de esta implicación vecinal, como relata Ernest Navás, el Tío Paco Ten, «un líder y un referente del socialismo local», que fue capaz de hacer comprender a la gente modesta lo importante que era formar parte de este negocio de la comunicación.

La evolución histórica española, de forma inevitable, dejó marcada su huella en la historia de Autos Valldeuxenses, y son muchos los acontecimientos que todavía permanecen en la memoria de algunos, pero que Ernest Navás ha querido recoger en su libro para que nunca se pierdan, como fue el caso de la creación de un comité de confiscación, durante la Guerra Civil, en el que el gobierno local, republicano, tomó el control político de la empresa. El libro también recoge otros capítulos de la historia local que tuvieron a los autobuses como coprotagonistas, como cuando el diputado por Castellón, Casas Sala, «organizó una brigada para reforzar el frente de la República en Teruel», recuerda Ernest Navás.La publicación de Ernest Navás, hijo de quien fuera presidente del Consejo de Administración desde el año 1939 hasta los años 60, está llena de guiños a los vecinos de la Vall y de anécdotas curiosas.