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«Azuliber siempre ha ido un paso por delante de las demás azulejeras»

«Azuliber siempre ha ido un paso por delante de las demás azulejeras»

Fernando Maeso es uno de los nombres imprescindibles en la historia de la industria cerámica castellonense. Él, junto a otros muchos profesionales, fijó los cimientos del sector azulejero provincial y ha sido protagonista de su evolución a lo largo de los últimos 63 años. Comenzó su andadura en 1953, con solo 12 años, y desempeñó todo tipo de trabajos en distintas empresas cerámicas hasta que en 1972, y por encargo de un grupo de empresarios, puso en marcha Azuliber, de la que fue su gerente hasta 2010, año de su jubilación. Ahora, Maeso participa en la campaña de la Asociación Española de Técnicos Cerámicos (ATC) denominada Conversaciones con? en la que, de manera periódica, los profesionales más veteranos comparten su experiencia con los nuevos técnicos que se incorporan al sector. Una transferencia de conocimientos entre generaciones en la que Maeso participa muy activamente.

¿Qué papel desempeñó usted en la puesta en marcha de Azuliber?

Azuliber nació, el 23 de noviembre de 1972, gracias a la unión cuatro pequeñas azulejeras para garantizarse el suministro de bizcocho de calidad. Y estuvo años fabricando bizcocho, siendo una compañía muy competitiva, hasta que llegaron los hornos monostratos y los atomizadores y comenzamos a fabricar azulejos esmaltados, y más tarde gres y porcelánico. Lo socios de Azuliber depositaron en mí toda la confianza y yo supervisé la puesta en marcha de aquel proyecto y me encargué de comprar la maquinaria. Yo nunca fui socio pero hoy, seis años después de mi jubilación, sigo estrechamente vinculado a la empresa.

Usted dirigió Azuliber durante 38 años y consiguió situarla como una de las cinco primeras empresas del sector ¿Cuál ha sido el gran acierto de su gestión?

Desde el primer momento aposté porque Azuliber fuera competitiva, y por eso comprábamos las máquinas más grandes y con mayor capacidad de producción que había en el sector azulejero, e incluso los primeros atomizadores que instalamos tuvieron que hacerlos adrede para nosotros, porque en el mercado no había tan grandes? Eran máquinas que nadie había probado, que las hacían para nosotros y que se probaban en nuestra fábrica. Era una temeridad pero es que el sector estaba en pleno proceso de crecimiento y no podíamos permitirnos que nuestra inversión se quedara pequeña enseguida. Y siempre nos fue bien con esa política. Nuestro gran acierto, en definitiva, fue ir un paso por delante de los demás.

Azuliber también lideró la implantación de la cogeneración en la industria cerámica.

Dentro de nuestra política de ser lo más competitivos posibles, Azuliber fue unas de las primeras compañías en apostar por la cogeneración. Y lo hicimos duplicando en potencia a los demás: cuando incorporamos la cogeneración, solo tenía Todagres una turbina de 1.000 kilovatios y Azulejera La Plana una de 3.500, y yo me fui por el mundo a buscar una primera turbina de 6.000 kilovatios. Después una segunda, y una tercera y hasta una cuarta de 14.000 kilovatios. Aquello, desde luego, sí que fue un punto y aparte en la historia de Azuliber.

En los años en que usted estuvo al frente de Azuliber se produjo el gran boom del sector cerámico español. ¿En aquellos años era más fácil producir y competir que ahora?

Era dificultoso pero, por lo menos había mercado. Primero vendíamos al lado de casa y luego, a medida que iban creciendo nuestras empresas, nos tocó salir fuera, a otros países. El problema es que ahora se fabrica azulejos en todas partes y, además, la rápida transferencia que hay de la tecnología, que es casi inmediata, está haciendo prácticamente iguales a los fabricantes de cualquier parte del mundo. La fabricación ahora es más fácil pero tanto para nosotros como para nuestros competidores.

¿Qué puede hacer, entonces, la industria cerámica para seguir creciendo?

La cerámica tiene que arañar espacio a otros recubrimientos industriales y, precisamente, la nueva tecnología para fabricar piezas de gran formato nos ayudará mucho a conseguirlo. Y en esa batalla, la cerámica la va a ganar sin duda, porque con las nuevas tecnologías se pueden imitar en cerámica todo tipo de mármoles, granito?

La tendencia es crean grandes grupos empresariales. ¿Ya no tienen lugar las pequeñas compañías?

Yo creo que los dos modelos pueden funcionar porque en la mayoría de los casos se trata de la persona o personas que esté al frente. Aunque la tendencia es crear grandes grupos, porque tiene capacidad de crear, de innovar y, en definitiva, de imponer? Las pequeñas pueden mantenerse si colaboran entre ellas y ser complementarias. Que no hagan 300 modelos cada uno, sino 300 entre todos. Y que no todos fabriquen el mismo formato. Esa unión de pequeñas empresas está tardando. Ya debía estar funcionando.

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