La Comunidad de Regantes de la Vall d'Uixó lleva dos años esperando a que el Seiasa, la entidad pública que gestiona las infraestructuras hidráulicas del Estado, de cumplimiento al «preacuerdo que adquirió con nosotros para ampliar la balsa de riego que gestionamos», tal y como explicó su presidente, Vicente Ambou, dado que durante este tiempo han dedicado muchos recursos y tiempo a la redacción del proyecto y en respuesta, en la actualidad «solo recibimos largas y evasivas», lamentó el representante de los agricultores.

La principal problemática con la que se enfrenta la entidad es la que viene arrastrándose décadas en el municipio, relacionada con la escasez tanto de recursos hídricos, como de infraestructuras que faciliten el acopio de aguas para regar las fincas agrícolas del término municipal. Con unos acuíferos, especialmente el de la Rambleta «sobreexplotados y salinizados, para lo que la única solución es dejar de recurrir a ellos», la alternativa más viable con la que se encuentran los agricultores es la del agua que suministra la depuradora municipal, así como la que se consigue cada vez que las lluvias torrenciales provocan la salida del río de San José.

Pero precisamente es esta circunstancia la que motiva la necesidad, desde el punto de vista de la Comunidad de Regantes, de ampliar la actual balsa que gestionan, dado que tiene una capacidad «solo de 18.000 metros cúbicos», de manera que cuando se produce la subida del río «tenemos solo 4 días para gestionarla, por lo que no nos queda más remedio que tirar agua de la depuradora», dado que la que proviene de San José tiene mucha más calidad. Este desperdicio de recursos es para los regantes «completamente incomprensible» y se podría paliar con la ampliación de la balsa propuesta, que supondría alcanzar los 242.000 metros cúbicos de capacidad.

Dos años después

Vicente Ambou aseguró que en su momento «presentamos proyecto tanto al Seiasa como a Tracsa y está supervisado por ellos», tanto es así que llegaron a plantear dudas sobre la concesión de las aguas «un tema que está aclarado con la Confederación Hidrográfica del Júcar». Sin embargo, dos años después y con el gasto para redactar el proyecto y realizar los trámites pertinentes hecho, «nos dicen que no se entiende que queramos construir una balsa al lado de otra».

Por todo ello, los regantes de la Vall, según Ambou «nos sentimos abandonados, no se preocupan por nuestra problemática, que se mitigaría si invirtieran».

El presupuesto de la ejecución de la obra rondaría el 1.500.000 euros, que el Seiasa financiaría a 50 años, aunque sería asumido por los regantes. Para ello tendría que firmarse un convenio que, por el momento, no parece estar cercano «y mientras en otros sitios sí que los están firmando, en la Vall nos sentimos engañados».

El principal argumento en la defensa de esta empresa pública, como explicó Ambou, es la existencia de la balsa cuyas obras finalizaron recientemente, «porque lo que quieren es que nos quedemos con su gestión».

El inconveniente que hace que la infraestructura no sea atrayente para los regantes es que «están realizando todavía las pruebas de carga, lo que supone que de los cinco escalones existentes, han de ir llenándose de uno en uno cuando se sale el río, y eso puede significar que tengamos que esperar 10 años a que esté en uso».

Ante la falta de respuesta del Seiasa, la Comunidad de Regantes ha decidido llamar a otras puertas, en concreto la de la Generalitat, a la que se pide la inclusión de este proyecto en los PDR, lo que supondría conceder una subvención sobre el total del 70 %.

Beneficios para el regadío

Vicente Ambou recuerda que la ampliación de la balsa «beneficiaría al 70 % del regadío de la Vall», aunque los beneficiarios podrían ser más si, también con la colaboración de la Conselleria, se lograra hacer real otro proyecto mucho más ambicioso, valorado en 5.400.000 euros, que supondría «interconexionar todas las entidades de riego entre sí, para compartir el agua en momentos de necesidad», de manera que esos 242.000 m3 que se espera poder acumular, podrían distribuirse no solo entre los usuarios de la Comunidad de Regantes, sino también entre los de la Rambleta, La Punta o la Cooperativa.

Al final, según Vicente Ambou, «lo único que queremos es aprovechar al máximo los recursos que de manera natural tenemos, sin que se desperdicien innecesariamente como está sucediendo ahora por no tener las infraestructuras adecuadas».

Este tema volverá a tratarse en la asamblea general de la Comunidad del próximo mes de junio donde, según avanzó Ambou «volverá a ser patente el malestar de los regantes, porque lo que nos están dando hasta el momento son excusas de mal pagador».