María Madueño recaló en Castelló hace 16 años procedente de su Córdoba natal. Desde 2011 preside la asociación de vecinos de la plaza Constitución, en el zona sur de la capital de la Plana. Esta circunstancia es un reflejo del carácter integrador y abierto de este barrio de Castelló.

La inmigración de Europa del Este asentada durante el «boom»inmobiliario se entremezcla sin problemas con pensionistas de «soca» y trabajadores llegados décadas atrás de otras provincias de España. La sede de la asociación de vecinos de la plaza de la Constitución es un ejemplo de ello; su amplio y diáfano espacio es compartido con otras asociaciones vecinales para sus reuniones o por usuarios del centro de la tercera edad (CEAM) de la plaza Constitución, donde reciben clases de pilates, gimnasia y bailes de salón. Cada día, la asociación es un hervidero de gente que disfruta de las numerosas actividades que organiza. Baile clásico, sevillanas o talleres de guitarra llenan de vida y alegría el lugar. El colectivo de la plaza de la Constitución integra a 100 socios y su sede es utilizada por 600 usuarios. Asimismo, cada martes de este mes acude a ensayar una rondalla que los sábados participa en la Festa de la Rosa, mientras los fines de semana asiste una coral de Vila-real.

«Nosotros estamos abiertos a todo el mundo», subraya la presidenta de la asociación vecinal, que nos atiende en compañía de Encarna Verdoy, que además de ser vocal de la entidad trabaja en el CEAM. La asociación abarca el entorno de las plazas Constitución, Botánico Calduch, calles Sequiol y Amalio Gimeno -donde se emplaza la sede-, la primera parte de la avenida Valencia y la avenida Borriana hasta la calle Herrero.

«Tenemos un espíritu social y solidario», explica Madueño, que también resalta que por regla general hay una buena convivencia entre las diferentes nacionalidades que residen en la zona.

Este barrio del sur de Castelló está habitado por pensionistas y trabajadores y emana un ambiente de barrio popular La asociación también organiza intercambios de libros entre los vecinos y recoge tapones de botellas para la gente que los necesita.

El entorno de la plaza Constitución conserva comercios y bares de toda la vida. Entre otros establecimientos cabe mencionar las cafetería Sequiol y Pumuki, el bar Navarrete o la verdulería y frutería Mari Carmen. También dispone del primer Mercadona que abrió en la capital de la Plana (en la avenida Valencia). En los últimos años junto al tejido comercial tradicional han proliferado nuevos bazares chinos.

Las plazas Constitución y Botánico Calduch son dos de los puntos neurálgicos del barrio. «Cuando vine a Castelló esta zona me encantó y nunca me he planteado cambiar; está cerca del centro, es tranquila, tiene salidas para todos los lados, el Hospital Provincial está próximo, el transporte urbano está bien y hay dos colegios», remarca Madueño.

No obstante, el vecindario considerar necesario mejorar algunos aspectos en el barrio, concretamente la limpieza y la seguridad. En el primer caso lamenta la existencia de excrementos de perro en la calle, y en el segundo reclama un aumento de la presencia de la Policía Local. «El centro está lleno de policías, y aquí vienen de vez en cuando y sólo para poner multas», lamenta Madueño.

En la asociación es recordada la figura de Ferran Vidal, fallecido. Fue un dirigente vecinal que asumió hace dos décadas la presidencia del colectivo insuflándole nuevas fuerzas. Se evoca su carácter reivindicativo, y entre otros logros, se cita la permanencia del ambulatorio, que diez años atrás el Consell puso en cuestión. Los actuales representantes vecinales todavía temen por su futura desaparición, y subrayan que su servicio es necesario sobre todo para la gente mayor.

La iglesia de San Francisco es otro lugar de reunión de los vecinos. A las misas de los domingos asiste «todo el mundo», indica Madueño, que ensalza al nuevo párroco, Héctor Gozalbo, que según explica, se está implicando en el barrio organizando diversas jornadas de convivencia entre los más jóvenes.