La contaminación del medio ambiente se ha convertido en uno de los principales problemas para los castellonenses. Los efectos que ésta conlleva han hecho que tanto organizaciones, gobiernos como la ciudadanía, en general, creen una conciencia social al respecto que intenta paliar las consecuencias. Pero esto sigue sin ser suficiente.

Una de las respuestas a los retos que se presentan en forma de crisis energética y el cambio climático es a partir del concepto de »ciudades sostenibles», como se denomina a aquel lugar donde existe una adecuada movilidad, ahorro de energía y creación de áreas verdes. Un ejemplo de estas tendencias es Castelló, una ciudad que ya plantea nuevos retos para conseguir una mirada hacia la sostenibilidad.

El uso del transporte privado por encima del público llega a crear una capa de contaminación perjudicial, tanto para la salud como para el medio ambiente. Este es el principal motivo por el que las zonas verdes son imprescindibles. En la ciudad de Castelló encontramos más de 580.116 metros cuadrados de zonas verdes, al contar con 9 parques principales, entre los que destaca el parque Ribalta, uno de los principales atractivos del centro urbano. Este parque, con sus 72 metros cuadrados de superficie ayuda a depurar la contaminación emitida por los coches. Palmeras, pinos, lledoners, naranjos, moreras, laureles... son algunas de las especies vegetales que se encuentran en estos parajes. Una flora variada adaptada al clima mediterráneo que predomina en esta zona.

«Sentim els parcs»

Además, el Ayuntamiento de Castelló ha impulsado numerosas iniciativas para promocionar estos parques. «Sentim els parcs» es una de ellas. A través de la organización de varias actividades se intentó fomentar el uso de los espacios verdes durante febrero. A pesar de ello, el portavoz de la asociación medioambiental Gecen, Paco González, cree que «aún queda mucho por trabajar, legislar y hacer» con respecto a estas zonas verdes. Un cinturón verde alrededor de Castelló es una de las soluciones que propone González. Mientras, el concejal de Ordenación del territorio, Movilidad y área metropolitana de Castellón, Rafael Simó, asegura que «queremos aprovechar los recursos meteorológicos y geográficos que tiene Castelló para poder, de una forma propia, copiar bien lo que otras ciudades han hecho en el ámbito de sostenibilidad».

El BiciCas es otra opción

Las nuevas generaciones están cambiando su relación con el automóvil y es cada vez más frecuente el uso compartido de bicicletas. En Castelló se lleva apostando por este transporte desde 2010 a través del servicio BiciCas. Este sistema de préstamo de bicicletas ofrece una alternativa al transporte privado para desplazarse por la ciudad y de una manera limpia.

En 2015 obtuvo sus mejores resultados cuando registró más de 500.000 préstamos. Incluso ha sido destacado por la gran calidad de su servicio en comparación con otras ciudades de España, según recoge un estudio de la Universidad Politécnica de Madrid. Este informe señala que es «uno de los mejores sistemas de las ciudades medianas». Además, explica la gran eficacia en su gestión cuando indica que «Castelló tiene un número menor de bicicletas y estaciones que Madrid, por ejemplo. Sin embargo, consigue una mayor rentabilidad en los préstamos».

A pesar de ello, la bicicleta no está totalmente integrada en la ciudad y todavía tiene grandes retos que afrontar como las deficiencias en el carril bici o en la adaptación de la ciudadanía. Según Simó, «un problema de la ciudad es que hay alrededor de 80 kilómetros de carril bici, pero algunos no están conectados entre sí». Para eliminar estas carencias y fomentar el uso de la bicicleta el Gobierno Municipal ha retomado el Plan Director de la Bicicleta en el que este vehículo tiene un papel fundamental.

Otra alternativa al automóvil

El Tram o Transporte Metropolitano de la Plana es el trolebús que lleva circulando por la ciudad de Castelló desde 2008. Hasta hace aproximadamente un año, desplazaba a los castellonenses desde la Universidad Jaume I hasta el Paseo Ribalta. Ahora, la Línea 1 se ha alargado hasta el Grau.

Así pues, este medio de transporte ya logra desplazar a los ciudadanos desde una punta a otra de Castelló. A primera vista, este medio de transporte parece aportar tan solo aspectos positivos a la ciudad puesto que funciona con energía eléctrica, fomenta la movilidad en la ciudad y favorece el medio ambiente.

Sin embargo, ha recibido duras críticas por utilizar en ciertos tramos energía no renovable, contaminando como cualquier autobús condicional. Según algunas asociaciones, el Tram necesita cambios urgentes. El portavoz de Gecen afirma que «la sostenibilidad en el Tram es una materia pendiente ya que no cumple las estructuras necesarias para que los castellonenses dejen de utilizar el vehículo privado».

En cambio, este medio de transporte ha mejorado en muchos aspectos desde su inauguración. Este se ha mantenido lejos de zonas verdes como el parque Ribalta, apostando por el medio ambiente y la conservación de estas áreas.

Todas estas iniciativas son cada vez más importantes dentro del panorama social. La ciudadanía es consciente de la importancia que tiene el medio ambiente y por ello exige medidas para paliar los efectos de la contaminación. La ciudad de Castelló ha comenzado a poner en marcha proyectos que promueven la sostenibilidad y, aunque aún queden bastantes aspectos por pulir, ya se ha dado el primer paso para poner solución a estos efectos.