Se acabó lo que se daba. Nadie discutirá que el fútbol ha sido injusto con el Villarreal B. No mereció tamaño castigo de perder el liderato del grupo III de Segunda B en la última jornada de Liga, tras estar en lo alto de la cucaña durante toda la segunda vuelta. Nadie puede discutir que hay pocos equipos, por no decir que ninguno, mejores que este filial amarillo, pero la experiencia les enseñará a estos jóvenes futbolistas que llegados a una fase de ascenso de poco o nada sirve lo hecho en las treinta y ocho anteriores jornadas. Se puede tener una brillante hoja de servicio, pero llegados a este punto hay que tirar de oficio.

La escuadra de la Plana Baixa sólo ha disputado dos fases de ascenso en su historia. La primera la superó después de tres eliminatorias (Zamora, Lorca y Jaén), y la segunda la perdió a las primeras de cambio, el sábado ante el Logroñés. Y eso, la falta de experiencia a la hora de saber manejar los partidos, y en especial la falta de gol, le gastó una mala jugada a un equipo que se veía en la Liga Adelante sin saber que alcanzar ese paraíso supone hacer frente a muchos escollos e imprevistos.

La fase regular fue de menos a más, a pesar de que el ritmo impuesto por el Villarreal B fue de tener en cuenta. Buen fútbol, además de efectivo; saber estar en el campo (en especial en el Mini), ambición de un plantel con ganas de triunfar y un club que cuidó hasta el más pequeño detalle para que el plantel se sintiese arropado por la cúpula directiva.

Buenos números durante toda la temporada, aunque en el último tercio de la competición lejos de casa los resultados se le resistían. No eran los esperados. A pesar de todo, se llegó al último partido de la fase regular con todo el juego. El liderato sin un dueño seguro. Es más, de los cuatro grupos de Segunda B sólo en el cuarto (UCAM Murcia) se mantuvo el líder. Tras la última jornada cambió el del grupo primero, segundo y tercero. En el caso del Villarreal B pinchó hueso en el campo del Espanyol B (1-1), tras perdonar lo que no está en los escritos. El Reus ganó en Cornellà (0-1) y le arrebató el campeonato, y las ventajas que tiene el campeón en las fases de ascenso.

Segundos en la tabla, se intentó recurrir alcanzar la Liga Adelante por el trayecto más largo: tres eliminatorias a vida o muerte. El bombo le emparejó con el Logroñés. No era mal rival. Un conjunto muy fallón en casa y bastante peligroso lejos de casa. Todo lo contrario que el filial de Paco López. En Las Gaunas no se movió el marcador (0-0). Siete ocasiones para el Villarreal B y tres para los riojanos. La escuadra vila-realense en el Mini Estadi lo tuvo todo a su favor, pero erró. Encajó un gol que fue falta de necesidad, a pesar de ser contestado con el 1-1 de Rodrigo. Luego, entre el poco acierto, las paradas de Miguel Martínez y el palo de la portería de éste, privaron al Villarreal B de anotar el segundo gol que le hacía falta.

Un disgusto muy grande para el equipo y el club, y ahora a planificar la próxima temporada. Con o sin Paco López, y con o sin muchos de los actuales futbolistas. Habrá bastantes salidas y unas cuantas entradas. Ahora toca trabajar con tranquilidad porque de tiempo para preparar el proyecto 2016-17 hay mucho por delante.