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Caminos históricos entre puentes milenarios

El trayecto propuesto comienza en el puente de Santa Quitèria y finaliza en el puente de Secanet

En apenas dos kilómetros de recorrido, el Riu Millars ofrece toda una serie de obras, construcciones y parajes justo al lado de caminos históricos olvidados pero todavía vivos como el agua que les rodea

En el punto en que la Vía Augusta romana atraviesa el Riu Millars, el lugar que vio erigirse el puente medieval de Santa Quitèria (1275), donde Almassora y Vila-real se acercan más fundidas por las aguas míticas de su río, es donde se inicia la ruta de hoy.

Dejamos el puente antiguo y el «pantanet» de nueva planta a nuestras espaldas y por la ribera derecha, siguiendo el curso de las aguas, caminamos por un sendero señalado y cuidado. Pasamos inmediatamente por el «Molí del Terradet» y , enseguida, el azud centenario de Castelló y Almassora (1886-1895) señala la última e institucional sangría hídrica para uso y regalo de las huertas de La Plana.

Ya muy cerca, y por la izquierda, el cauce habitualmente seco y formalmente muy transformado de la Rambla de la Viuda o de Algonder, se une al del Millars. El camino continúa y, dejando ruinas de antiguos azudes, circula por debajo de elefantiásicos puentes, que hacen añorar la gracia y belleza del de Santa Quitèria. Antes de pasar bajo el último de los puentes, el del ferrocarril, y sobre la cantera almassorina, descubrimos la silueta del Castell d'Almassora, aquel que Pere Cornell consiguió para el rey Jaume I, y que dormita, entre vallas publicitarias y vías férreas amputadoras, la mano divina que le devuelve cierta dignidad histórica.

Cambia de ribera el camino y topamos con la caseta dels Moros, otro azud medieval escondido, y reaparece la imagen rutilante del agua humanizada, la acequia de Castelló y Almassora, que venía subterránea desde el azud pero marcada en la piel por les boqueres, aparece majestuosa para esconderse dentro de la «Casa de les Reixes», de donde renacerá centenariamente dividida, según sentencia del infante Pere de Ribagorça (1347).

El cauce del río, delante de la «Casa de les Reixes», aparece ahora atravesado por una construcción de entrañables recuerdos, «les Reballadores», en donde el pueblo de Almassora ha vivido sus meriendas de Pascua, sus juegos infantiles y sus empresas juveniles. Ahora un alto y esbelto mirador permite la contemplación de todo el paraje, incluso de la «Casa del Millonari» que, en la cantera almassorina, hace ya mucho tiempo que perdió la esperanza.

La senda acompañará el trazado de la «séquia dels Molins», en la que el obispo de Tortosa, señor de la villa de Almassora, construyó dos molinos todavía en pie y que son el de Dalt y el molí de Baix o de Borra. Entre ambos molinos, el camino circula por el casco urbano de Almassora, siempre bordeando el cauce del Millars.

Después de pasar por el Molí de Borra, junto al Paretó, construido para salvaguardar huertos de las avenidas del río, el camino baja al cauce nuevamente y se dirige hacia el puente de Borriana, «el pont del Secanet», ya del siglo XX. A su lado, otro resto emblemático : uno de los pilares del «pont de les tres viles», autorizado por el Rei Pere en 1278, que ahora descansa justo en el centro del cauce sin que ninguna avenida lo haya movido.

El camino lo empezamos en el «pont de Santa Quitèria» (1275), el puente que liga Almassora a la antiguedad clásica y lo terminaremos en aguas abajo dels Millars en la Pila, donde el Caminàs cruza el Millars des de tiempos medievales. Caminos históricos, caminos vivos todavía.

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