Nadie dijo que alcanzar la Segunda División B iba a resultar fácil. Más bien todo lo contrario. El camino es muy peligroso, tortuoso y con difíciles escollos que sortear. No siendo campeón de grupo, el lograr el sueño de vestirse de bronce equivale a superar tres eliminatorias. Seis partidos. Tres en casa y otros tantos como visitante. Toca ir con mucho cuidado porque el mínimo desliz echa al traste todo el trabajo realizado hasta la fecha. Y cada ronda que se pasa el nivel es más algo. Se les exige mucho más a los equipos que quedan vivos en esta larga travesía hacia la anhelada división de bronce del fútbol español.

El Castellón se encuentra a mitad de camino. Ha consumido los tres primeros partidos, que por cierto ha saltado con triunfos. Los dos iniciales contra la Peña Deportiva, tanto en Castalia como en el municipal de Santa Eulàlia del Río con triunfo por la mínima (1-0), y el del pasado domingo en la capital de la Plana contra el filial del Málaga, que se saldó con un peligroso triunfo (2-1), que obligará a los albinegros a estar ojo avizor en La Rosaleda.

Todo pasa por Málaga

Si el equipo de orellut que entrena Kiko Ramírez sale indemne de su visita al feudo malacitano, si es suficiente el 2-1 para alcanzar la gran final, al Castellón le faltarían por disputar dos últimos partidos. La verdadera final a cara de perro. Estaría a ciento ochenta minutos de ser equipo de Segunda B. Pero el gol del barcelonés Álex Mula en el estadio Castalia, situando el 2-1 en el marcador, aprieta mucho más la eliminatoria.

Todo se decidirá el domingo a partir de las 12.00 horas. Ayer el Málaga anunció que el partido de vuelta entre su filial y la escuadra castellonense se disputará el domingo al mediodía. Eso supone que perfectamente a la hora del encuentro en Málaga puedan hacer una treintena de grados. Por eso se tendrán que preparar bien los muchachos que entrena Kiko Ramírez. Apretará el sol, apretará la grada y apretarán los once futbolistas del conjunto malagueño.

Castalia marca las diferencias

Y nuevamente la afición del albinegra volvió a estar a la altura de las circunstancias. Con cerca de 11.000 mil aficionados en el mejorable estadio Castalia, en ningún campo de los otros diecisiete encuentros de la fase de ascenso a Segunda División B se aglutinó tanta gente. Prueba inequívoca de que la grada está con el equipo y que la política de precios que en su día puso en marcha la entidad castellonense gustó a la hinchada. Ante la Peña Deportiva se alcanzó la cifra de los 9.000 incondicionales en la grada, que se vio superada en dos mil más en este segundo partido.

Cabe destacar que si el Castellón logra eliminar al Atlético Malagueño, en el partido de la final se podría colgar el cartel de no hay billetes. Más o menos igual que el 26 de junio de 2005 cuando Castalia acogió la final por el ascenso a la Liga Adelante, contra el Zamora, y con el golazo de Manu Busto en el minuto 17 el conjunto albinegro consiguió ascender por última vez a la división de plata del fútbol español. La fiesta acabó con una fiesta de aúpa, después de once años purgando las miserias en Segunda B.