arece que al presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, le ha ido remitiendo el deseo de venganza respecto de la afrenta que el Villarreal había tenido la osadía de hacerle una jugarreta dejando al Real fuera de la Copa del Rey al no informarle, en tiempo y forma, de que el jugador Cheryshev no podía jugar porque tenía que cumplir con un partido de sanción que se había ganado jugando con el submarino. Florentino Pérez, en lugar de condenar a galeras al funcionario de su club que no se había enterado de nada, decidió que el culpable era el club al que había cedido en préstamo aquella temporada. Ahora, ya con las aguas más tranquilas, el Villarreal tiene los ojos puestos de nuevo en el jugador hispano-ruso, por el que estaría dispuesto a pagar sus derechos federativos. Todo y lo dicho, a condición de que la derrota que le infringió el otro día el equipo alevín al Madrid de la misma categoría, por cuatro goles a cero, igual ha vuelto a reverdecer viejas ofensas, que Florentino parece tener la piel muy fina.

Mientras todo esto ocurre, el Manchester United de Mourinho se lleva, por unos 35 millones de euros, más eso que llamen objetivos y que redondearían los 40, al defensa central Bailly a la Premier, esa liga que domina el mercado futbolero y que no solo marca tendencias, sino que arrastra a los clubes de otras competiciones europeas a intentar seguir unes trayectorias imposibles, excepto para Barcelona y Madrid, que pueden estar a su altura, y el Atlético, menos sólido pero poseedor de un estilo de juego particularmente competitivo.

El Villarreal, por su parte, que según publicaciones especializadas le sitúan en mitad de la tabla por lo que hace a presupuesto, dispone de una estructura particularmente interesante por lo que hace a la selección y cuidado de la cantera y los equipos filiales, amén de una particular habilidad para encontrar futbolistas de gran proyección a corto y medio plazo, algunos de los cuales han rendido, además de notables servicios profesionales, pingües beneficios, gracias a comprar barato y vender caro. Difícilmente podrá alcanzar primerísimos puestos en la Liga, pero hoy por hoy es uno más para estar presente en competiciones europeas.

Y en estas estábamos, cuando aparece, entre la rumorología, el futuro más o menos inmediato de la contratación, por parte de la Federación Española, del entrenador del Villarreal, Marcelino García, para sustituir a Vicente del Bosque al frente de la selección, lo que sería, de confirmarse, otra pica en Flandes que adjudicar al Villarreal. De esa manera, vendría a reconocerse la trayectoria del asturiano, elevado a un puesto de relevancia y responsabilidad.

De confirmarse, o no -para ese puesto además de un currículo brillante hay que contar con la aquiescencia de los periodistas madrileños-, lo cierto es que el maridaje entre el Villarreal y Marcelino ha resultado de una trayectoria extraordinaria. De la mano de Marcelino el Villarreal ascendió a Primera División después de media temporada en Segunda, donde ha rendido unas temporadas fantásticas entre lo más granado de la categoría.

El logro de un puesto que le da derecho a competir en la Champions la próxima temporada deja el listón muy alto para el profesional que tenga que sustituir al todavía entrenador del submarino si lo que todavía es rumor se transformara en una realidad incuestionable y feliz, así para el entrenador que acabaría brillantemente su paso por el Villarreal, como para la entidad deportiva que le encumbró.