Las guerras dejan oscuros rastros. Algunos desaparecen repentinamente. Otros, en cambio, se esconden en la tierra, esperando a ser descubiertos. Este es el motivo de que, en el año 2015, el Grupo de Especialistas en Desactivación de Artefactos Explosivos (Gedex) de la Comandancia de la Guardia Civil encontrase 158 artefactos explosivos de la Guerra Civil en la provincia.

Pero esta historia no comienza en el año 2015, sino en 1938. El general Manuel Matallana, jefe del Estado Mayor republicano, planea frenar al ejército sublevado en la zona norte del Levante: es decir, en Castelló. Es el nacimiento de la Línea Matallana, más conocida como Línea XYZ. Una línea que separó a dos ejércitos, pero que hoy une sus historias.

Año 2016. El GEDEX es la unidad encargada de la desactivación de artefactos detonantes en Castelló. Este equipo de artificieros desactivó 158 aparatos explosivos en 2015, duplicando así la tasa de 2014, que fueron 79. A pesar del incremento, los hallazgos no están relacionados a ninguna causa concreta; sí bien es cierto que existen zonas en las que es más probable encontrar estos objetos. Las comarcas de Els Ports, Alt Maestrat, Plana Alta y Alt Millars ocupan el podio de descubrimiento y desactivación de munición y explosivos de la Guerra Civil; y casi todos siguen siendo muy peligrosos.

Pero, ¿por qué hay tantos artefactos semienterrados en la provincia? Francisco Martínez, suboficial brigada de los GEDEX, lanza una posible respuesta: «Durante la guerra, en Castellón se lanzaron muchísimos explosivos. Históricamente, hubo un frente muy importante, y debido a las condiciones de los materiales de la época, muchos de ellos fallaron al impactar», aclara Martínez.

Estos explosivos se pueden encontrar en los lugares más insólitos. «Han aparecido en los sitios más insospechados: en el techo de una iglesia, en el doble fondo de una pared, en cuevas...» enumera Jesús Alberto, otro miembro de los GEDEX. «Aparecen, sobre todo, en puntos como zonas montañosas, y, habitualmente, deshabitadas», afirma Alberto.

Entonces, ¿por qué no buscarlos todos? Martínez responde que eso es imposible. «Muchos de ellos se encuentran en lugares inaccesibles, o incluso han sido ocultados por quienes los han encontrado» sentencia Martínez. Los miembros de este equipo mencionan que hay personas que, con un detector de metales, van al monte a buscar estos explosivos, pero «entre la geografía, el tiempo que ha pasado, la erosión y los cambios del terreno no sabemos, ni podemos saber dónde están», especifican los GEDEX.

La cuestión es: ¿pueden ser potencialmente peligrosos? «Sí. Siguen siéndolo. Siempre y cuando mantengan su carcasa intacta, el explosivo puede detonarse -replica Martínez-. Tal vez lo que sí pierde es capacidad de alcance, pero si la carcasa está intacta es peligroso».

Pese a que esta sea la tónica habitual en su día a día, no es el trabajo al que realmente se dedican. En un principio, los GEDEX fueron creados para desactivar explosivos de carácter terrorista. Al ser la única unidad cercana con competencias, recayó en ellos deshacerse de los restos de la Guerra Civil. «Nos pilló en pañales, francamente. Pero aunque no dispongas de medios para ello, al final solucionas todo con una pizca de ingenio», confiesa.

Línea XYZ

Año 1938. La ofensiva sublevada de Aragón, iniciada el 7 de marzo, termina apenas un mes y una semana después. Esta victoria merma las fuerzas republicanas, fraccionando en dos su zona de resistencia. Ante este avance, y con el doble propósito de defender Valencia y sus puertos para refugiados civiles, el general Matallana decide aprovechar la orografía de Castelló, y conformar un titánico muro de defensa desde Nules hasta la ciudad de Cuenca. Esta es la llamada Línea XYZ: el último gran frente de la Guerra Civil.

Durante un año, la Línea XYZ defendió sus posiciones, inhabilitando la potencia armamentística del ejército de Franco a través de la geografía estratégica: utilizar posiciones elevadas para atacar a los sublevados, que se encontraban en suelo raso, y refugiarse de los morteros y bombardeos en las montañas, donde excavaron túneles para conectar trincheras, almacenes y nidos de ametralladoras.

Pero, ¿qué significó la Línea XYZ para la provincia ? Nel·lo Navarro, periodista e historiador especializado en la Guerra Civil en Castelló, lo explica. «Podemos decir que la provincia se convirtió en un campo de batalla continuo; especialmente en zonas de montaña, donde la resistencia republicana era muy fuerte».

Así, Castelló se convirtió en zona de guerra. Vila-real fue sitiada y casi demolida antes del asalto sublevado a la capital de provincia. Incluso la Legión Cóndor, la fuerza de aviación que Hitler cedió a Franco, bombardeó la Vall d'Uixó tres veces en 1938. «Sin embargo, muchas de esas bombas no explotaron. Al terminar la ofensiva en Castelló, se creó un servicio de recuperación de material», apostilla Navarro. «Pero no iban a recoger las bombas de aviación, o la artillería que quedaba en medio del campo», desvela.

El bando republicano devolvía cada golpe con fuerza y, curiosamente, con bombas importadas. «Los republicanos, con Francia cerrando las fronteras, y pudiendo recibir a duras penas material desde Rusia, tenían que comprar armamento, por ejemplo en Sudamérica -especifica Navarro-. Incluso los ingenieros republicanos trataban de replicar el armamento importado. Esto explica el porqué de la diversidad del armamento utilizado». «En La Plana, cultivar naranjos hizo que el material saliese a la luz», apunta Navarro. «Pero en sierra agreste, con los republicanos huyendo, se generó una retahíla de artefactos que emergen con el paso de los años». Inmóviles, quietos, y silenciosos. Pero vivos. Y esperando a ser descubiertos.

información elaborada por Jorge Coloma, Lucía Martín y Andreu Rubert