Encara el Castellón la ida de la última eliminatoria de la fase de ascenso a Segunda B, y la ciudad se agita en tensa espera. Castalia rozará el lleno, con 10.900 entradas vendidas de forma anticipada, y el entrenador Kiko Ramírez, el hombre que ha guiado al plantel albinegro en una temporada plagada de minas, saborea la previa midiendo las dosis de seguridad y cautela. Ayer pasó por la sala de prensa admitiendo la «confianza» que ha dado al grupo eliminar al Atlético Malagueño, señalando «el factor decisivo» que puede conllevar el apoyo de la afición albinegro, pero recordando que «la final no termina el domingo» y que el rival, el Gavà, maneja «un gran bloque», llega en una «muy buena dinámica», «sabe competir» y lo respeta «muchísimo».

El preparador albinegro remarcó uno de los peligros que aguardan al equipo. «El último partido en Málaga nos dio mucha confianza, no sirvió para crecer, pero no debemos caer ni en el exceso de confianza ni en la euforia», aseveró, «nos ha costado mucho llegar hasta aquí. «El Gavà es un equipo hecho para ascender», repitió, «muy goleador, que sabe competir, llega en una dinámica muy buena y que respeto muchísimo». Kiko espera un rival distinto al filial del Málaga. «Será muy parecido a la eliminatoria contra la Peña Deportiva. Un partido de Tercera. Es un gran bloque, con calidad en el medio, con pelea y gol arriba, con buen físico y peligro en la estrategia». Para contrarrestar esas armas, Kiko baraja «diferentes opciones, alternativas que hemos ido probando durante todo el año». Por esta vez, no habrá excusa con los delanteros. Seguirán de baja Tariq y Fonte, pero están disponibles Fabiani, Antonio, Vicent Albert y Saizar. El único sancionado es el mediocentro Castells.

«La afición ya sabe cómo ayudar al equipo, y estoy seguro de que lo hará», afirmó Ramírez, que apuntó su deseo de «mantener la puerta a cero» y recordó la existencia de un partido de vuelta. «Este no será definitivo, pero podemos dar un paso importante».