No es verdad que sólo importe ganar, o que nadie se acuerde de los perdedores. Como tampoco es verdad que la suerte no exista. Volvíamos de Gavà en el coche sin saber por dónde empezar a hablar, así que ni empezamos. No fue un funeral, fue la nada, la mente incapaz de absorber tanta emoción.

Porque lo de Gavà fue tremendo, máxime vivido a escasos metros en un campo pequeño y a ras de tierra. Desde el pitido inicial con los no convocados junto con la afición siendo unos más, hasta el lloro inconsolable de Luismi a hombros de la afición al final. Todo fue emoción y tragedia.

Porque vimos un CD Castellón gigantesco, rebelde antes dos goles implacables del rival en sólo dos llegadas, voraz por darnos a la afición lo que ellos bien saben que merecemos.

La segunda parte y la prórroga quedan para el recuerdo. En tercera también hay buenos futbolistas, y ¡tanto! Tuvieron pausa, fútbol, coraje, madurez y alma. Casi todos hicieron su mejor partido justo el día que tocaba. Incluso ante tanta urgencia histórica, respondieron con cada vez más fútbol inteligente. Pero el fútbol es así de puto.

Queda para el recuerdo su heroico partido y cosas realmente fantásticas que no aparecerán en las estadísticas ni en cualquier hoja Excell. No creo que vuelva a verse una unión tan férrea entre míster, jugadores y afición, de verdad no lo creo. Es tal el respeto entre todos, tanto lo que nos une, que tras una durísima eliminación no queda ni una grieta entre todos.

Porque todos sabíamos, sabemos, dónde tenemos que estar y dónde estamos. Porque no tenemos una puta alegría desde hace un lustro y ninguno tenemos la culpa, ni ellos ni nosotros.

La Pérgola, la grada de Gavà, el vestuario, el míster y su staff, muchos periodistas y la gente en sus casas. Todos ellos coinciden en algo maravilloso: en el peor momento de la historia del club, han dado su mejor versión. Hay más camisetas albinegras que nunca en las gradas.

Es tal la fuerza de eso, tanta la rabia contra la herencia y tal el reconocimiento que nos tenemos, que no cabe otra cosa que decir que todos quedamos para la historia.

No fue una derrota cualquiera, ellos lucharon por nosotros y a nosotros nos duele por ellos.

Los chicos de Kiko, en nuestro corazón para siempre.