El traslado de las cinco monjas que viven en el Hospital Provincial se ha encontrado con un nuevo obstáculo. El centro pretendía reubicar a las religiosas en una vivienda anexa a la capilla, donde habitó el cura del hospital hasta su fallecimiento en 2012. El problema es que el piso está ocupado por la hermana nonagenaria del difunto, la sacristana, que tampoco quiere marcharse.

Como viene informando este diario, el Provincial necesita liberar los 850 metros cuadrados que ocupan las cinco monjas de la Consolación para impulsar la ampliación del área de Urgencias, que apenas dispone de 350 metros. El consorcio hospitalario ha abierto una negociación con la congregación religiosa para determinar si se renueva el convenio que rige las condiciones de permanencia en el centro. La orden rechaza dejar el Provincial (pese a que sólo una de las cinco monjas trabaja como enfermera en el hospital y el resto ejerce labores de voluntariado), apelando a su vínculo histórico de 157 años, aunque se muestra dispuesta a reubicar a las hermanas en otra dependencia.

El hospital ha planteado que se muden a la vivienda de 90 metros cuadrados que ocupó durante 40 años Manuel Carceller, cura del Provincial hasta su fallecimiento en 2012. El sacerdote vivía en este piso con su hermana, que sigue residiendo en el inmueble cuatro años después del fallecimiento del cura. El centro planteó que la mujer -cuya manutención y gastos de vivienda corren a cargo del consorcio- se traslade a algún centro de mayores que gestiona la congregación religiosa. Sin embargo, la anciana se muestra reacia a dejar el piso.

Pregunta de Oltra

La permanencia de la hermana del cura fue motivo de pregunta parlamentaria en la pasada legislatura. La formuló a finales de la pasada legislatura la hoy vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, al entonces conseller de Sanidad, Manuel Llombart, quien justificó la permanencia de la mujer. Llombart aludió a un acuerdo que firmaron en 1965 la diputación y el obispado para la prestación de asistencia religiosa en el hospital. También mencionó una resolución del consorcio de 2009 que estableció que, en caso de fallecimiento del sacerdote, la hermana podría continuar en la vivienda por su condición de sacristana. Incluso apeló al testamento del cura, que legó a la hermana el usufructo vitalicio de los bienes, cuando se supone que la vivienda es del Hospital Provincial.

El centro castellonense ha trasladado la resolución del conflicto a la Conselleria de Sanidad. No se descarta la marcha de las religiosas, que podrían seguir prestando funciones de voluntariado pero sin alojarse en el hospital. Podrían trasladarse a algún centro de la congregación de Nuestra Señora de la Consolación. Otra opción sería que las monjas compartieran el piso del hospital con la hermana del cura y asumieran su cuidado.

Mientras las religiosas sigan en su actual emplazamiento, queda bloqueado el ambicioso proyecto de ampliación del área de Urgencias del Provincial. Las cinco monjas ocupan 850 metros cuadrados y disfrutan de zona ajardinada, mientras el centro tiene unidades emplazadas en barracones por falta de espacio. Además, el actual área de Urgencias apenas dispone de 350 metros cuadrados y requiere una ampliación. La mejora de las instalaciones pasa por solucionar el problema con las monjas.