«Secuestrado en Moncofa», así se sintió hace unos días un vecino de la localidad, Toni Arias, al que un cúmulo de circunstancias adversas convirtieron en una víctima de su propia silla de ruedas, la que necesita para desplazarse, aunque en realidad lo que fue es víctima de las deficiencias del transporte público para dar respuesta a las necesidades de las personas con sus limitaciones físicas.

Si un ciudadano con problemas de movilidad pretende disfrutar de cierto grado de independencia en determinados desplazamientos todo apunta a que no podrá hacerlo con la normalidad que cualquiera esperaría del transporte público. Un buen ejemplo fue lo que le sucedió a Arias cuando el pasado lunes se dispuso a trasladarse a Valencia para visitar a un familiar.

El primer obstáculo se lo encontró en el autobús de línea que cubre el trayecto entre Moncofa, el Hospital de La Plana y Castelló, al comprobar que «no está habilitado para sillas de ruedas y la línea de Moncofa-Valencia ni está habilitada, ni se piensa que lo esté». Ante este inconveniente pensó en otra opción, la del tren, pero como explica «en todo el día Adif solo tiene un tren adaptado a Valencia, que tengo que coger en Nules a las 13.40, pero en el servicio de atención al cliente me dicen que no pueden asegurarme que no lo cambien». Su última alternativa parecía ser trasladarse desde Moncofa a la Vall y desde esta ciudad a Valencia, pero «el autobús de Avsa que cubre la línea de verano Moncofa-La Vall está adaptada para sillas de ruedas, pero no tiene continuación ni hacia Castellón, ni Valencia».

La frustración de Toni Arias no tiene que ver con sus limitaciones físicas, a las que ha hecho frente por sus propios medios, utilizando una silla con motor que le permite completar distancias importantes de forma independiente y con mayor comodidad. Su enfado es consecuencia «de la falta de sensibilidad de nuestros representantes y de la poca disposición que tienen para hacer cumplir la ley a las empresas de transporte de viajeros».

Porque esta no es la primera vez que Toni Arias se enfrenta a una odisea que le deja aislado o incomunicado. Ya en el mes de noviembre de 2015 Levante de Castelló recogió sus denuncias por los problemas de accesibilidad de la estación de Moncofa, cuya plataforma elevadora, por aquel entonces, no funcionaba. En dos ocasiones consecutivas se vio atrapado en una estación, la más grave cuando al tomar el tren, sin paneles informativos, comprobó como el convoy pasaba de largo por Xilxes y Moncofa, obligándole a apearse en Nules, donde el ascensor no funcionaba.

Su periplo se completó con bastante retraso. La trabajadora de Adif le indicó que la única solución era tomar el siguiente tren con parada en Xilxes, donde llegó de noche, por lo que no tuvo más remedio que desplazarse desde esta localidad hasta Moncofa en su silla de ruedas, circulando a oscuras por caminos rurales.

Llamamiento

En esta ocasión Toni Arias ha hecho un llamamiento a la ciudadanía por estar «harto», según él mismo expresó, «de llamar a gente teóricamente responsable, de escribir cartas a directores, alcaldes, representantes públicos y no saber que más puedo hacer». Como ya afirmó hacia algo más de medio año, la suya es una reivindicación «por la autonomía y la libertad», que día sí y día también se da de bruces con unas infraestructuras que no responden adecuadamente a los requerimientos especiales de una parte de la ciudadanía.

Toni Arias, cansado de las vías oficiales, ha recurrido en esta ocasión a las redes sociales donde «pido ayuda, os suplico que compartáis mi indignación», manifestando su indignación asegurando sentirse «confuso, fastidiado, quemado, secuestrado y bloqueado, ya no sé a quién quejarme».