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La junta de la CEC amenaza con tumbar las cuentas de Roca por su inviabilidad

El presidente de la patronal sigue sin convencer al empresariado «Ha habido tanto oscurantismo que la gente no se cree nada», afirman desde la organización - Una desautorización de la cúpula complicaría la continuidad de su presidente

La junta de la CEC amenaza con tumbar las cuentas de Roca por su inviabilidad

La rebelión interna en la Confederación de Empresarios de Castelló contra José Roca y Rafael Montero no amaina por el agujero económico. El nivel de malestar entre la cúpula de la CEC es tal que los actuales dirigentes tienen más que complicado que su comité y la junta validen el presupuesto de este año en la reunión prevista el 19 de julio. «La mayoría no acepta las cuentas» por inviables, según diversos empresarios consultados por este diario. Una desautorización de su propia Junta podría forzar la salida de Roca y Montero.

«Ha habido tanto oscurantismo que la gente ya no se cree nada», afirmaba ayer un integrante de la directiva, que indicó que ahora mismo la mayoría de la junta rechaza el presupuesto y el plan de viabilidad preparado por Roca y Montero porque los consideran inviables y ponen en riesgo el futuro de la entidad. Como muestra de esta opacidad, la misma fuente expuso que en el balance de este ejercicio aparece por primera vez la existencia de dos coches adscritos al presidente y al secretario general. Se tratan de dos Audi con más de diez años, pero que, según explicaron desde la CEC, en los años precedentes incluían en gastos globales del presupuesto sin concretarse. Roca y Montero enseñaron las cuentas en una reciente reunión preparatoria del comité y la junta del 19 de julio y con la inclusión detallada de los vehículos intentaron hacer ver que han reforzado la transparencia.

Pero este presunto viraje parece que llega tarde. Han sufrido en las últimas semanas dos dimisiones; primero abandonó una de las cuatro vicepresidencias el representante procedente de Ascer, Miguel González, que adujo una falta de «transparencia» en la gestión de la CEC, y en segundo lugar, el tesorero de la entidad, Juan Manuel Suárez. El resto de vicepresidentes -de construcción, transporte y Cepymec- también han cuestionado la gestión de Roca y Montero.

Ambos han mantenido un sinfín de encuentros con empresarios a los que han proyectado un plan de viabilidad para mitigar sus recelos. No hay de momento nadie en la patronal que esté por la labor de asumir el mando, pero en privado la mayor parte de los miembros de la organización admiten que la situación de la patronal es insostenible. En el último encuentro desde la junta cuestionaron la planificación económica de Roca y el descubrimiento de los dos coches para uso del presidente y el secretario general llevó el asombró a los presentes.

En este ambiente, el sector crítico de la CEC afirma que las cuentas serán rechazadas tanto por la junta como la posterior asamblea. El presupuesto de este año contempla un desajuste entre ingresos y gastos cercano al medio millón de euros.

El actual presidente confía en el citado un plan de viabilidad para sacar a flote a la CEC, pero sigue vinculando su existencia a las subvenciones públicas. De hecho, afirma que los números rojos son consecuencia de pagos pendientes de 1,5 millones por cursos de formación que corresponden a la Generalitat. Pero este importe está en el aire, ya que más de 400.000 euros están ligados al presunto fraude de curso de formación que un juzgado de Nules investiga.

Un sector cada vez más amplio de la confederación defiende que la patronal se ha de redefinir hacia una estructura autosuficiente que dependa de las cuotas de sus asociados y no del dinero público. Argumenta que debería impulsarse la entrada de nuevas empresas y convertir la patronal en un «lobby» empresarial que canalice las reivindicaciones del tejido económico provincial.

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