La mayoría de artesanos falleros con que cuenta esta ciudad, se han iniciado en este complicado oficio como aprendices en distintos talleres. En una época en que el aprendiz no cotizaba ni se le presentaba a la Seguridad Cocial se llegaba al taller con pantalón corto, los muñecos se vestían con tela y el barro para modelar se cogía de los huertos de naranjos. Por el tiempo cuando el aprendiz comenzaba a despuntar, alguno de los maestros falleros regularizaban su situación laboral, el trabajo en los talleres era temporal, se tenía que compaginar el oficio de artesano como otro trabajo, pintor, carpintero o tallista. Hoy en día se pretende vivir del trabajo de artesano todo el año y cada año esta posibilidad se ve más lejos de la realidad o de las aspiraciones que tienen los artesanos. Hoy mantener un taller para la construcción de fallas pasa por asumir trabajo que no va destinado a los monumentos falleros o comprometerse a la construcción de nueve o diez fallas, con presupuestos de inferiores al año 2.000.

Los tiempos han cambiado tanto que los futuros artesanos cuentan con un proyecto cualificado para el aprendizaje e iniciación del oficio de artista fallero y tras el curso se puede incorporar a cualquier taller. Personalmente siempre he considerado que en este trabajo, como un oficio más de artesanía, artistas completos ha habido muy pocos posiblemente por el volumen de trabajo y han ido especializándose en una de las distintas materias propias de la construcción de una falla. Esta diversidad de trabajo es la que lleva a que el conjunto de artesanos a especializarse, pintores, carpinteros, escultores (hoy en día el corte de corcho blanco) diseñadores y críticos.

Mostrar todas las especialidades que son necesarias para la construcción de una fallas, es muy importante para cualquier aprendiz, pero también hay que mostrarles las dificultades que encontrará para poder realizar las fallas o entrar a trabajar en algún que otro taller.

De las condiciones que se ofrecen a los jóvenes y del interés que se está mostrando en el apoyo a los futuros artesanos, al interés que ha mostrado esta ciudad ser una de las pioneras de las fallas en la Comunitat Valenciana, hay una gran diferencia, años atrás la sección especial de las fallas de Valencia estaba dominada por los artistas de Borriana, la plaza del Ayuntamiento con José Pascual ( Pepet), en las primeras secciones de todas las categorías, siempre había un artesano de Borriana entre los tres primeros premios. Pero esta ciudad que ha sido y es cuna de buenos artesanos sigue sin tener un museo para mostrar el progreso de las fallas, el proceso y las buenas formas de trabajar los artesanos.