En la actual legislatura, Borriana cuenta con una concejalía que propone a los ciudadanos decidir sobre prioridades en cuanto a obras o inversiones del municipio, lo que se suele llamar presupuestos participativos. El ciudadanos desconoce cuál es la situación real de la economía municipal pero no de las prioridades, si es que en realidad se han leído los programas electorales donde los políticos exponen las prioridades en obras y servicios a realizar en los cuatro años de legislatura.

Cuando los gobernantes consideran que tienen que ser los ciudadanos quienes manifiesten tras unas elecciones cuáles son las prioridades de una ciudad, el político demuestra claramente que desconoce la población en la que vive, nos dan a entender que no están en política para servir a los ciudadanos, más bien por casualidad o por el propio interés personal.

Los ciudadanos pueden tener interés en manifestar sus prioridades, siempre serán personales o de pequeños colectivos, para ellos estas solicitudes tienen prioridad. Los hay que van pidiendo firmas para el proyecto que tienen y que consideran necesario. El ciudadano desconoce la realidad económica de la administración local y son los gobernantes los que tienen que tener claro dónde van a invertir con el dinero que cuentan, con la inversiones o préstamos a efectuar para realizar las prioridades, por lo que no puede ser que un colectivo local, por mayor papeles depositados o mayor número de firmas presente, sea capaz de desmontar el proyecto que tiene previsto el equipo de gobierno que seguramente habrá gestionado en base a la necesidad un proyecto.

Esta iniciativa que al parecer se aplica en algunos ayuntamientos, podría tener un significado favorable si los partidos políticos que la propone asumieran los resultados de las votaciones y expusieran en sus programas electorales las prioridades que han manifestado los vecinos.

El amigo Rafael Arribas, desde hace muchos años, tantos como yo he dedicado al mundo de las fallas, está pidiendo un museo fallero para que este deseo de muchos borrianenses sea realidad. Personalmente creo en esta necesidad, pero todos los ciudadanos no son falleros.

A todo ello del presupuesto participativo, el Ayuntamiento de Borriana tiene que hacer frente a demandas judiciales pendientes desde hace muchos años, a la restauración del puente de la entrada por Villarreal, la carretera del Puerto, la del Grau y varias obligaciones que seguramente no se reflejan en las solicitudes que los borrianenses introducen en estas urnas que se ubican de vez en cuando en distintos lugares de la ciudad.

Los pactos de gobernabilidad obligan a tener que ceder y aguantar, pero el PSOE gobierna en la localidad con mucho trabajo y pocos efectivos.