Que a estas alturas la provincia de Castelló tenga que analizar todavía su modelo turístico y determinar qué camino seguir puede sonar a fracaso, pero para algunos empresarios del sector se asoma paradójicamente como la gran oportunidad de una provincia que en la actualidad tiene una herramienta fundamental como es el aeropuerto. Así lo trasladó ayer Javier Gallego, miembro del Consejo de Administración de Aerocas y presidente del Club Introducing Castelló, una de las personas que ha impulsado la denominada «Declaración de julio de 2016» con un decálogo de propuestas recogidas bajo el lema «Por un futuro de Castellón con aeropuerto».

Gallego, acompañado por el director general de Aerocas, Joan Serafí Bernat, y con la presencia del presidente de la Autoridad Portuaria, Francisco Toledo, no ocultó en ningún momento las serias dificultades de un aeropuerto, no ya de Castelló, sino de cualquier punto del país. El de Castelló, según expuso, «no está consolidado e igual que ha nacido puede caer», y con esa preocupación de fondo se ha puesto en marcha esta plataforma, que busca que se asiente de una vez un plan de trabajo serio y profesional.

Lo cierto es que gran parte de las propuestas de este documento suenan a repetitivas, porque son muchos los años en los que los diferentes gestores políticos a nivel provincial y autonómico han hablado de los atractivos de la provincia, de la necesidad de vertebrar el territorio, de reducir la estacionalidad y de ofrece un producto diferenciado. Gallego, al respecto, se mostró crítico con promesas del pasado y pidió trabajar d e una vez en políticas serias pues, «por más que alguien diga que somos la California del Mediterráneo, no lo somos».

Está claro que el turismo de sol y playa es un buen producto, pero para el empresario es una locura intentar competir en el mismo campo con destinos como Benidorm, con 1.300.000 pernoctaciones en agosto, o Salou, con 1.100.000, cuando en Peñíscola se queda en 290.000». A su juicio, intentar que la provincia compita en este campo «es suicida», de ahí que considere que es imprescindible un Plan Estratégico de Turismo que nos diga hacia donde debemos ir, porque aquí nunca se ha hecho política turística como toca». Al respecto, subraya que «no sabemos aún hacia dónde debe ir Castelló, pero lo que no podemos es seguir sin hacer nada». Una de las claves, a su juicio, es la formación, en especial en temas como el idioma. «El inglés en nuestra provincia se habla por signos; nos falta muchísimo en idiomas», ironizaba Javier Gallego, quien incidía en que el capital humano «es básico« para dar un turismo de calidad.

La novedad ahora es disponer de una herramienta como el aeropuerto, que requiere, fundamentalmente, de que «se consolide una demanda, porque una compañía aérea puede venir un día y decidir irse el siguiente, pero si tenemos una demanda turística, las compañías vendrán».

La competencia, según recalcó, «es feroz y tenemos que tener nuestra propia personalidad». Pidió por ello la implicación de todos los sectores de la sociedad castellonense «para que el aeropuerto sea capaz de buscarse la rentabilidad económica por sí mismo y dejar de ser un 'paniaguado' de la Generalitat». «La dificultad es máxima, pero imposible no hay nada«, añade Gallego, quien asegura que «al aeropuerto de Castelló se le exigen más cosas que a otros 46 de Aena que están tropezando».

Líneas con Alaska

Francisco Toledo, presente en la comparecencia de Gallego y Serafí, destacó su total respaldo a la plataforma que se ha puesto en marcha al estar a un proyecto «serio» que difiere mucho de los de épocas pasadas. Se refirió en este sentido a la inauguración en 2011 del aeropuerto sin aviones, «que fue una tomadura de pelo» y recordó incluso estudios de mercado que se presentaron en aquellos años, en «los que incluso se aventuraba la posibilidad de poner en marcha líneas aéreas con la capital de Alaska». Para Toledo, «hay que olvidar todas estas locuras y poner en valor el aeropuerto y el turismo».