El Grupo para la Recuperación de la Memoria Histórica (GRMH) en la Comunitat Valenciana se mostró ayer «gratamente sorprendido» con el anteproyecto Ley de Memoria Democrática de la Comunitat Valenciana, al haberse iniciado el proyecto de elaboración de este documento de forma «transparente y abierta», en el que habían participado «casi 30 organizaciones memorialistas». Desde el ente explicaron que el anteproyecto trataba de solucionar «uno de los principales problemas» a los que se ha enfrentado la Comunitat Valenciana, «la insumisión y la arbitrariedad» de algunas administraciones públicas frente a las peticiones de vecinos de aplicar la Ley estatal de Memoria Histórica.

El coordinador del Grupo para la Recuperación de la Memoria Histórica en la Comunitat Valenciana, Matías Alonso, calificó el texto normativo estatal de «buenista», al no disponer de un cuerpo sancionador que persiguiera la «hostilidad» de algunos ayuntamientos a su aplicación. Por el contrario, la Ley de la Memoria Democrática Valenciana, según detalló Alonso, recogía la posibilidad de sancionar a las administraciones insumidas.

Junto a las sanciones, otro de los puntos que destacaron desde el Grupo para la Recuperación de la Memoria Histórica del nuevo texto normativo autonómico fue el establecimiento de un año de plazo desde su aprobación para la retirada de los símbolos franquistas. De no haberse retirado en este tiempo, sería la propia Generalitat la que los retirará de oficio. Además, apuntaron, en la propia declaración de intenciones se condenaba el régimen franquista, «que hasta el momento no se había recogido en ningún texto normativo». Además el anteproyecto define qué es la víctima y contempla la creación de la Comisión de la Verdad, entre otros avances importantes.

Desde el Grupo para la Recuperación de la Memoria Histórica, con todo, puntualizaron que habían presentado una serie de recomendaciones, basadas en su propia experiencia, con el fin de facilitar la aplicación de esta nueva ley, además propusieron la creación de un banco de datos. Con todo, y a pesar de estas advertencias, se mostraron optimistas también respecto a las líneas de financiación previstas en este documento normativo para los proyectos de recuperación de la memoria histórica en la Comunitat.

En otro orden de cosas, el ente además anunció durante la rueda de prensa de ayer que los fondos obtenidos por iniciativa de un grupo de arqueólogos permitirían cotejar el ADN de los dos «soldados desconocidos» localizados en octubre de 2013 en la sierra de El Toro y que están desde entonces en la Escuela de Medicina Forense de la Universidad Complutense de Madrid. A lo largo de esta presentación, además, se hicieron públicos los informes finales de las exhumaciones de ambos soldados, que, según indicaron desde este grupo tras las investigaciones pertinentes, pertenecían al ejército republicano y tenían entre 25 y 30 años cuando murieron entre el 10 y el 13 de agosto de 1938 en la batalla del Rincón d'Arnau.

Estos cuerpos fueron localizados tras cinco días de excavación en el Puntal de Magañana, una zona «escarpada, de muy difícil acceso y a más de 1.500 metros de altitud» en El Toro.

Con todo, lamentaron que la falta de fondos ralentizó los trabajos de identificación de ambos soldados, que podrían retomarse gracias a los fondos recaudados a través de una iniciativa impulsada en la convención de arqueología Meets Arch, celebrada en junio en Madrid, y podrán llevarse a cabo los análisis de ADN de ambos soldados, y que posteriormente se podrán cotejar con los datos de las familias que buscan a sus seres queridos desaparecidos durante la Guerra Civil.

«Ya estamos más cerca de conseguir que estos soldados dejen de ser desconocidos, pues de hecho ya hay diez familias que se han puesto en contacto con nosotros», recalcó ayer el arqueólogo Miguel Mezquita, que además manifestó su deseo de que fueran más los ciudadanos que se pusieran en contacto con el grupo de investigación para conocer el paradero de sus antepasados. La iniciativa a través de la que se recaudaron fondos ha consistido en un «experimento para, usando cervezas artesanas que recurren al pasado y a nombres de yacimientos como imagen de marca, demostrar que la arqueología está presente en el día a día», explicó durante la rueda de prensa en Castelló uno de los impulsores de esta novedosa iniciativa, Tono Vizcaíno.