Desde que en 1975 abrió sus puertas el primer establecimiento en la plaza Clavé, Fotocine Lledó se ha convertido en todo un referente para profesionales y aficionados a la fotografía dentro y fuera de la provincia.

¿Cómo nació la empresa?

En noviembre de 1975 dos socios decidimos abrir una tienda pequeñita de fotografía en la plaza Clavé. Luego nos trasladamos a la avenida Rey Don Jaime y, cuando empezó el boom de los videoclubs, llegamos a tener hasta 13 tiendas. Al final nos separamos y yo me quedé con la parte de la fotografía. Llegamos a tener hasta 32 empleados. Ahora solamente tenemos tres tiendas: las de la calle Mayor y la avenida Rey Don Jaime en Castelló y otra en Vila-real.

¿Cómo empezó a aficionarse a la fotografía?

Empecé de aprendiz en el estudio Sánchez de Castelló y ahí empezó a gustarme. Llegué incluso a examinarme de fotógrafo, porque entonces los sindicatos verticales exigían que si uno quería ejercer, debía pasar una prueba. Estudié y finalmente me examiné en Barcelona. Y ya haciendo el servicio militar fue cuando el que era mi socio entonces y yo decidimos abrir la tienda.

¿Cómo ha afectado al negocio la introducción y consolidación de la tecnología digital?

Nosotros hemos sufrido dos crisis: la económica y la digital. La venta de carretes y el revelado eran una parte muy importante de nuestro negocio. Ahora tenemos la ventaja de que hacemos todo lo que hay en fotografía digital, desde productos personalizados a ampliaciones o canvas. Lo bueno es que somos muy especialistas y tenemos un stock de más de 7.000 artículos solamente de fotografía, algo que no se da en la mayoría de capitales de provincia. Con la introducción de lo digital la fotografía ha dado un vuelco total, pero se ha perdido el encanto del revelado. Antes el proceso era más laborioso, con más encanto. Ahora todo va demasiado deprisa.

En un mercado tan competitivo como el actual, ¿cuáles son los valores que les diferencian?

Sobre todo el buen trato al cliente y el servicio. Cuando un aficionado a la fotografía viene aquí a interesarse por un producto, nos gusta explicarle bien las características de cada artículo y puede probarlo. Y luego también competimos con precios porque, a pesar de que mucha gente piensa erróneamente que las grandes superficies son más económicas, en precio somos muy competitivos. También apostamos por la calidad del producto y suministramos mucho material a industrias de la provincia que quieren montar pequeños estudios fotográficos para hacer sus catálogos.

¿Ha cambiado el perfil del aficionado a la fotografía?

Lo que sí ha variado es que hay mucha gente que se aficiona a la fotografía a través del móvil y, más adelante, es cuando a lo mejor ahorran un poco y se deciden a comprarse una buena cámara. Pero la fotografía es algo que gusta a personas de todas las edades.

¿Qué productos alternativos ofrecen?

Tenemos una nueva rama que es la escuela de fotografía. Es una actividad que estamos promocionando desde hace más de año y ya contamos con una sala de exposición y con un aula fotográfica. Estamos contentos porque estamos teniendo una muy buena respuesta. Aparte de todo lo que podemos enseñar a los alumnos, tienen todos los accesorios y material que puedan necesitar. Hacemos también un curso de fotografía para niños, en el que les enseñamos conceptos como el encuadre y también organizamos cursos para enseñar a manejar programas como el Photoshop de retoque de imagen o el Adobe Premiere en el caso del vídeo. Además, hacemos un curso sobre Historia del Cine. Somos muy activos y es una buena forma de acercar la imagen a personas de cualquier edad.