El endeudamiento y la situación actual en que se encuentran las arcas municipales en el Ayuntamiento de Benicarló complican por el momento la ejecución del proyecto para reformar el Puerto de la localidad, con el fin de crear un paseo sobre el contradique. Así lo reconoció esta semana la alcaldesa de Benicarló, Xaro Miralles, que respondió a una pregunta planteada al respecto por el PP y recordó que el proyecto, cuyo presupuesto se elevaba a 2 890 000 euros, «salió a licitación el 21 de octubre de 2008».

No obstante, Miralles se comprometió a concertar una nueva visita con la Dirección General de Puertos para pedir un replanteamiento del citado proyecto, «por si se pueden abaratar costos» para que, finalmente, sea un proyecto viable económicamente.

Retrasos

La redacción del proyecto finalizó en abril el año 2010, se anunció en febrero de 2011 y constaba de tres alternativas, diseños diferentes que mejorarían la fachada del contradique, justo en la zona donde se emplazan las casetas de los marineros. Un proyecto que quedó en un cajón debido, precisamente, a su elevado coste, según apuntaba Miralles durante el pleno. El diseño escogido, el tercero, consistía construir una plataforma elevada de hierro sobre los techos de las casetas y 300 metros de pasarelas de madera que en su tramo final podría acoger una cafetería. Precisamente era la pasarela de hierro necesaria para bordear los techos de las casetas marineras lo que más encarecía el proyecto, como apuntaba Miralles. Según señaló, el proyecto entraba en el ámbito de la Dirección General de Puertos de la Generalitat, pero «nunca se llegó a hacer, y hablando con el director general, me indicó que el proyecto lo tienen ellos, en Puertos, y que no se llegó a llevar a cabo precisamente por lo caro que era», expresó la munícipe, que recordó además a los populares que ellos tampoco reclamaron el proyecto en su día.

Durante el pleno Miralles también aludió a la posibilidad de practicar una actuación en el muro del Puerto, con la implantación de jardines vegetales en su parte frontal que dotaran de un efecto paisajístico la superficie de hormigón que actualmente se ha convertido en una barrera visual que se suma, además, a la barrera que ya supone de por sí la marina con diferentes locales en la línea portuaria.