Cuando era un niño, David Ortega le tenía miedo al agua. El nadador castellonense, la primera vez que se metió en una piscina con nueve años de edad, lloró y lloró y sólo terminó por practicar natación por el empeño de su padre, Antonio. Al progenitor del olímpico castellonense se le metió entre ceja y ceja que su chaval practicase un deporte, pero el pequeño David se negó a montarse en una bicicleta, no se habituó a las rutinas de un equipo de fútbol y tampoco mostró excesivo interés por el gimnasio. Pero sólo 12 años después de su escena de lágrimas y pataletas ese niño que no quería saber nada de los duros entrenamientos que requería la natación de más alto nivel se proclamaba, contra pronóstico, campeón de Europa de los 100 metros espalda y participaba en esa especialidad en los Juegos Olímpicos de Sídney 2000 con sólo 21 años de edad.

Ortega tomaba el relevo del otro gran nombre de la natación provincial, Josele Ballester que, tras participar en Seúl, Barcelona y Atlanta, veía como este joven entrenado por Raúl Botella se convertía en el único nadador valenciano que viajaba hasta la ciudad australiana. El pasaporte para los Juegos Olímpicos de Sídney suponía la culminación de un año irrepetible en la carrera de Ortega. Este especialista en espalda y estilo libre mostró sus credenciales a nivel continental con dos medallas en los Europeos de Helsinki. Además del oro en los 100 metros espalda, el nadador castellonense también conseguía el bronce en los 50 metros espaldas.

En septiembre, sólo dos meses después de sus éxitos en la capital de Finlandia, ponía rumbo a Sídney. Allí finalizó en la décimo quinta posición de los 100 metros espalda, donde no pasó de las semifinales, y terminó en la misma posición con el cuarteto español de 4x100 estilos.

Un logro que había peligrado con no conseguirse en más de una ocasión. David Ortega había amagado, en numerosas ocasiones, con retirarse de la natación, pero sólo la insistencia de Raúl Botella, consciente de su talento, empujó al de la Plana a continuar una carrera deportiva que le llevó a competir en el Sydney International Aquatic Centre.

Del agua a la manguera

David Ortega, más allá de los Juegos Olímpicos de Sídney, gozó de una destacada trayectoria que nutrió un palmarés envidiable, el mejor de la provincia de Castelló para un nadador con permiso del de Josele Ballester. Pero, en 2007, conseguía que su relación con el agua se prolongase más allá de su vida deportiva. En aquel año aprobaba el examen para entrar en el Consorcio Provincial de Bomberos y entraba a formar parte del cuerpo en su ciudad natal.

Una segunda vida para el niño que le tenía miedo al agua y que, a pesar de ello, consiguió participar en cuatro Campeonatos Mundiales (1998, 2003, 2005 y 2007), en dos Europeos (2000 y 2004), dos Juegos del Mediterráneo (2001 y 2005) y en los Juegos Olímpicos de Sídney.

Dentro de su palmarés, además de las dos medallas en los Europeos de Helsinki, Ortega incluyó otro bronce en los 50 metros espalda en los Europeos de Madrid de cuatro años después. También triunfó en los Juegos del Mediterráneo donde consiguió otras tres preseas. En Almería 2005, el nadador provincial se llevó la plata también en 50 metros espalda y en 4x100 estilos y completó su cosecha de metales con un bronce en los 100 metros espalda.

Tras tantos éxitos y logros, Antonio Ortega puede estar orgulloso de su determinación por que su hijo practicase un deporte. Sin él, David no se hubiese convertido en unos de los olímpicos de la provincia de Castelló.