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Foro Castelló siglo XXI

Yo también quiero un Porcar

Imagínense que en el salón de mi casa he hecho un hueco quitando posters y litografías baratas y voy a pedirle al concejal de turno que redecore mi casa de nuevo con obras de arte auténticas, de artistas de renombre, piezas únicas que no se encuentran tan fácilmente. Con este cambio mi va a quedar que flipas. Mis amistades me van a dar la enhorabuena por mi súbito buen gusto y van a quedar asombradas cuando les cuente el precio tasado de algunas de ellas y lo listo que soy que ha pagado cero euros por ellas. ¿Les parecería bonita esta forma de actuar?. Imagino que como mínimo la tacharían de sinvergonzante.

El ayuntamiento de la capital castellonense, en los tiempos del PP, parece haberse comportado como marchante de arte en algunas ocasiones (espero que al final de las investigaciones resulte que no) o como un vigilante ciego en otras. De modo que medio centenar de obras, de cuadros, esculturas, monedas conmemorativas, todo ello de gran valor material y patrimonial, se han esfumado de vitrinas, almacenes municipales y distintas dependencias. Otro gran número de obras menores también se ha extraviado. Así pues, tras hacerse un inventario -ordenado desde la delegación de Cultura- y averiguaciones posteriores de la Policía Local se ha puesto en evidencia el descontrol en la custodia de esos bienes, la falta de rigor en su tutela e incluso la posible comisión de delitos de hurto y malversación. Gracias a dicho inventario se han logrado descubrir el paradero de algunas de esas piezas desubicadas, pero todavía faltan muchas y eso no se puede consentir, es inadmisible.

Falta saber dónde se encuentran las obras de arte restantes. Esta desidia, este despropósito, achacable a anteriores equipos de gobierno, es un triste símil de cómo hemos sido gobernados en esta ciudad. A nadie se le ocurre llevarse una figurita, expuesta en el aparador de casa de un amigo, o descolgar un cuadro del salón, mientras su dueño nos prepara unas pizzas al horno. Es aberrante la indolencia y la apatía con la que se manejaban los anteriores gestores de los asuntos municipales. Descuidar el patrimonio público es arruinar la imagen de confianza de los vecinos de Castellón para con sus gobernantes.

Desde que formé parte como concejal del Grupo Municipal Socialista, siempre se votó en contra de la aprobación del inventario municipal, que era propuesto y aprobado por el PP, cumpliendo así con la legislación correspondiente. En la explicación, que ofrecí en el pleno como ponente en esa cuestión, dije que nos constaba (reproduzco literalmente) "que hay esculturas que nadie sabe donde se localizan, como el caso de una escultura de Pepe Romero donada a la ciudad en 1987, el busto de un hijo predilecto de Castellón, objetos como unas llaves de oro que se entregan cada año a los Reyes Magos, donadas por un vecino sin inventariar o muebles que desaparecen, coincidiendo con alguna jubilación".

De esa forma me expresé en aquella sesión plenaria. Todo olía muy mal desde hacía tiempo. En aquella misma intervención también ofrecía soluciones urgentes al caos imperante por tanta negligencia: "creemos conveniente realizar de forma urgente una auditoría interna que refleje la realidad patrimonial, en la que se fotografíen, se localicen y se etiqueten, de nuevo todos los bienes muebles e inmuebles, y, en especial, los objetos históricos, artísticos o valiosos para que sean expuestos en la web municipal, como se hace en otras ciudades. Además se deberían realizar exposiciones públicas periódicas de carácter temático para que todos los vecinos conozcan su rico patrimonio municipal de primera mano".

Entonces a la oposición no nos hicieron ni caso. No se dieron por aludidos. Tal vez el tema tendría que llegar a la fiscalía para que algunos asuman su responsabilidad, recapaciten, pidan perdón y ayuden en lo posible a solucionar el misterio de las obras de arte desaparecidas. En otra sesión del pleno, volvimos a insistir en el tema de las obras desaparecidas. Aquel día, mi intervención, en nombre del grupo socialista, se cerraba con una acusación directa: "Ustedes no han hecho nada de nada. Han hecho oídos sordos y no han justificado su desaparición. Por lo tanto no vamos a ser cómplices de su falta de rigor y transparencia con el patrimonio de todos los vecinos, por eso han tenido nuestro voto negativo. Espero que la próxima Corporación", concluía, "sea la del Ayuntamiento de cristal que defienda nuestro patrimonio como debe de ser".

Por lo visto el PP no se quiso dar por enterado; al parecer les daba igual. A nosotros, no. Ahora, gracias a las concejalías de Cultura y de Seguridad Ciudadana, al nuevo equipo de gobierno de la alcaldesa Amparo Marco, hemos podido conocer el alcance real de ese atropello cultural a todos los castellonenses.

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