El Villarreal está viviendo un verano alejado de la placidez deseada. Se juega mucho el conjunto amarillo estas semanas, y lo hace en plena marejada. Al cúmulo de lesiones que azota la plantilla se unió la sorpresiva destitución de Marcelino García Toral. Su sustituto, el entrenador valenciano Fran Escribá, se estrena esta tarde con un examen de altura. Nada más que la ida de la eliminatoria previa de la anhelada Liga de Campeones. El Monaco es el rival de los amarillos.

El submarino no pisa la Champions desde la temporada del descenso. A raíz del batacazo, el club reestructuró su parcela financiera y construyó un retorno escalonado y progresivo. La vuelta a la élite del fútbol continental no se entiende sin la figura de Marcelino. Tomó las riendas mediada la campaña en Segunda, subió y avanzó cada año en la jerarquía del campeonato. También en el continente, creciendo en la Liga Europa y rozando el objetivo de la Liga de Campeones. Marcelino se ha quedado a unos días de ver completada su obra. La erosión de su relación con la plantilla precipitó su despido.

Marcelino García Toral ya es historia y Fran Escribá ocupa el presente. Qué mejor manera que ganarse el derecho a ser también futuro que solventar la complicada papeleta de la previa. Más allá de la lógica futbolística, el Villarreal se juega mucho en el cruce con el Monaco: prestigio y dinero, principalmente.

El debut de Escribá en torneo oficial estará condicionado por las bajas. Las propias y las ajenas. El ariete Roberto Soldado, el extremo Denis Cheryshev, el centrocampista Jonathan Dos Santos, el punta Cédric Bakambu, el central Víctor Ruiz, el lateral Jaume Costa (duda), el defensa Daniele Bonera y el atacante Nicola Sansone son por diferentes motivos ausencias destacadas. El Monaco también sufre lo suyo: no estará ni el delantero colombiano y habitual verdugo amarillo Radamel Falcao, todavía de baja por una lesión muscular, ni otras figuras como Djibril Sidibé, lesionado en el último partido.

Sin tiempo para lamentos, El Madrigal acogerá de nuevo un envite de competición continental. El Villarreal de Escribá aspira a hacerse fuerte en casa como se hizo el año pasado el Villarreal de Marcelino: ganó todos los partidos que disputó como local en Liga Europa. En la fase de grupos, a Viktoria Plzen (1-0), Dinamo de Minsk (4-0) y Rapid de Viena (1-0); y en los cruces eliminatorios, frente a potencias como Nápoles (1-0), Bayer Leverkusen (1-0), Sparta de Praga (4-2) y Liverpool (1-0). Cualquiera de esos resultados pondría en ventaja a los amarillos de cara a la vuelta de la próxima semana.