Excelente concierto el que ofreció anteanoche María José Montiel en el Teatro Municipal de Benicàssim, dentro de su Festival de ópera, en el que se granjeó clamorosas ovaciones, contrapuntadas con bravos, de un público que colmaba el aforo del local.

Un concierto, de atractivo programa muy bien elegido, con lieds, sobre temas populares, de Ovalle, Hann, Montsalvatge y Halfter en la primera parte y arias de ópera francesa del romanticismo de Massenet, Saint Saëns, Bizet y Thomas, en el que fue acompañada de un excelente conjunto de instrumentistas valencianos de prestigiosas orquestas, que tenían en las partituras unos muy logrados arreglos de las versiones originales.

La cantante exhibió unos medios generosos en un programa de indudables exigencias y sobre todo una sensibilidad exquisita en el decir, cuajada de pianísimos y filados, arropada por el grupo de cámara que supo acoplarse al romanticismo personal de su expresión.

El «negrito» de Montsalvatge, la «nana» de Halfter y el «Azulao» de Ovalle fueron un primor de sensibilidad en que lució la tersura de su registro medio así como la «Linda moça» también de Halfter que fue un derroche de pasión. Ahora que si hablamos de pasión habrá que hacer mención de las dos arias del primer acto de «Carmen», puro fuego y vehemencia interpretativa para contrastar con la voluptuosidad del aria de «Samson» y con el lirismo de «Mignon» y «Werther» esta última con un intimismo doliente.

En todo el programa que ofreció María José Montiel se puso de manifiesto la calidad incuestionable de su emisión, que el público apreció con constantes ovaciones, al extremo de exigir, puesto en pie, hasta tres bises que fueron «La violetera» de Padilla que escribió para Raquel Meller, el tango «El día que me quieras» que popularizara su autor Carlos Gardel y ya finalmente repetir «Pres des remparts de Seville», porque había agotado el repertorio de propinas.