«Cuando vi que una mujer venía de la playa pidiendo ayuda enseguida supe que había alguien dentro del mar y tenía que actuar». Así describe el agente Bagán el momento en el que, sin pensárselo, se despojó del chaleco antibalas, las botas y la pistola y se echó al mar para auxiliar al anciano de 80 años que estaba siendo arrastrado por la corriente en el Grau de Castelló. El policía local José Francisco Masip Bagán, de 31 años, empezó el miércoles su jornada laboral a las seis de la mañana y ni se imaginaba que le esperaba una de las labores más importantes de su carrera profesional, hasta ahora.

Después de regular el tráfico en los accesos a la ciudad de Castelló, él y su compañero siguieron con las tareas de vigilancia de la circulación y decidieron ir al Grau para controlar que no hubiera ninguna incidencia. La casualidad quiso que pasaran por delante de la zona de baño justo en el momento en el que una mujer estaba pidiendo ayuda. «Nada más verla supe que había alguien que se podría estar ahogando y empecé a quitarme lo que llevaba en los bolsillos», relata el policía a Levante de Castelló. Cuando el agente puso el pie en la pasarela de madera y vio al hombre, se despojó de los elementos de más peso y se echó al mar. «El anciano estaba exhausto y estaba sujetado por dos mujeres que también presentaban signos de agotamiento. También había otro hombre al que le di instrucciones para proceder al rescate», dice el policía.

La formación recibida en salvamento marítimo le sirvió para que el rescate fuera todo un éxito. «El trabajo de las dos mujeres fue muy importante para que no tragara agua. Luego le cogimos, uno por el tronco y el otro por las piernas, hasta que conseguimos llevarlo a la orilla», señala. Una vez en la arena, el agente Bagán hablaba con el señor para mantener las constantes vitales y evitar que se durmiera. «Le gastaba bromas. Le dije que yo odio la playa y que después de haberme metido en el agua para ayudarle, me tocaría ir con mi mujer. Ya no tenía excusa», relata el agente quien añade que «si rompes el estrés con una sonrisa consigues que la persona se estabilice». Rápidamente llegaron los servicios médicos y trasladaron al anciano al hospital. «Fue muy gratificante ver como su mujer me daba las gracias. Me dijo que le había salvado la vida y le contesté que solo hice mi trabajo». Bagán no ha vuelto a ver al matrimonio pero dice que «Castelló es un pueblo pequeño y espero encontrármelos un día por la calle». El broche de oro sería que el próximo 29 de septiembre, día del patrón de la Policía Local, el agente Bagán reciba una condecoración.