La zona más al sur de la playa de Nules ha vuelto a registrar estos días un vertido de aguas de la marjalería, generando el consiguiente malestar entre los vecinos y bañistas, que tuvieron que comprobar como el agua del mar volvía a teñirse de un color oscuro, como ya sucedería el 15 de agosto. El concejal de Urbanismo, Adrián Sorribes aseguró que la naturaleza del vertido era el mismo que en la primera ocasión.

Lo que llama más la atención de este caso es que se produce por la puesta en marcha de un motor de evacuación de agua cuyo uso fue cedido al ayuntamiento hace unos meses, tal y como informó Sorribes tras el primer incidente. Al reclamar una explicación a por qué un domingo de agosto por la mañana, en plena temporada estival, se había decidido poner en funcionamiento un sistema que achica el agua de una parcela de la marjalería, los propietarios explicaron que había sido el encargado del mantenimiento de las tierras, que lo habría hecho sin tener conocimiento de que la responsabilidad se había cedido al consistorio.

Ya entonces los responsables municipales se pusieron en contacto con los propietarios para recordarles que «si negociamos la cesión del motor fue, entre otras cosas, para que no pasaran estas cosas», y el hecho de que las circunstancias se hayan repetido ha motivado que se planteen mantener una reunión en la que advertirles de las consecuencias de incumplir el acuerdo aprobado en el pleno.

Gestionar los excedentes

La intención del ayuntamiento al negociar la cesión de este motor era tener la capacidad de gestión de en una zona que tiende a acumular agua, especialmente cuando se producen lluvias torrenciales. Sorribes explicó que así «tenemos una alternativa de evacuación al mar de la zona de la marjal». En cualquier caso, en apenas 15 días el motor se ha puesto en funcionamiento dos veces sin que el ayuntamiento haya tenido conocimiento.

El concejal tranquilizó a los bañistas asegurando que «no se trata de aguas fecales», sino de aguas turbias de la marjal cuyo color sería consecuencia de su estancamiento. Al preguntarle sobre cuáles podían ser las consecuencias para los propietarios, aplazó la decisión a la próxima reunión.