Respira el Villarreal y, lo mejor de todo, toma aire siendo un equipo reconocible y competitivo que, en esta ocasión, sí que gozó del acierto que le complicó la vida en envites anteriores. Los amarillos vencieron con relativa comodidad en La Rosaleda, donde veinte buenos minutos permitieron a Fran Escribá conseguir su primer triunfo como técnico del submarino gracias a los tantos de Jaume Costa y Sansone. Aunque lo mejor fue que el Villarreal se pareció a sí mismo, seguro en defensa y contundente en ataque y aligera le tensión que ha rodeado al equipo en las últimas semanas.

Como si se tratase de un deja vú, el Villarreal recuperó en La Rosaleda sus características definitorias. Por momentos, fue como si Marcelino García todavía ocupara el banquillo porque los amarillos desarrollaron el plan habitual la pasada temporada con el asturiano como director de orquesta. Aunque había insinuado un cambio de sistema, Fran Escribá mantuvo el dibujo habitual del equipo castellonense y saltó al campo con Santos Borré y Sansone como delanteros. Prefierió reservar a Cheryshev y mantuvo en el once a un Castillejo muy activo, sobre todo en los primeros minutos. Fue en ese tramo, en la primera media hora, cuando el submarino apostó por apretar los dientes para mantener a raya a un Málaga serio y equilibrado, peligroso a la contra.

Como acostumbraba, el Villarreal campeó el empuje local con su solidez defensiva. Lo más cercano a una ocasión se produjo primero en el minuto 6, con una contra manejada por Recio que aguantó hasta que pudo ceder a un Jony que estrelló su disparo sobre Sergio Asenjo. También el asturiano, sobre el minuto 20, ejecutó un slalom que le permitió acercarse a la portería. La intervención de Bruno evitó el disparo. Completó la trilogía un centro de nuevo de Jony desde murió en las manos de Asenjo.

Pero entonces los amarillos sacaron las garras para atacar a la yugular del Málaga. Un saque de banda sin aparente peligro, Santos Borré lo convirtió en una danza en el área que le permitió deshacerse de dos defensas. Cedió atrás, a la llegada de Jaume Costa que libre de marca batía a Kameni. Era el minuto 33.

El tanto liberó al Villarreal que, ante un Málaga picado ahora por la ansiedad, vio cómo la fortuna se aliaba con él. Un balón largo, sin aparente peligro, lo peleó un Santos Borré hambriento que, ante un Weligton abúlico, convencido de que el colombiano estaba en fuera de juego, se hizo con el esférico y por velocidad se plantó ante Kameni. Superado, Weligton cometió el error de derribar a Borré en el área. Pero, cuando el Villarreal podía matar el partido, el penalti lanzado por Bruno, flojo y sin fe, lo detuvo Kameni.

Pero los amarillos estaban lanzados y apenas acusaron el mazazo emocional. Más bien al contrario porque antes del descanso aumentaron la ventaja. La fe que no tuvo Bruno le desbordó a un Trigueros que por convicción se plantó en la frontal del área con cuatro defensas a su alrededor. El talaverano, siempre capaz de buscar la mejor solución, se encontró con Sansone solo en el borde del área. El italiano recibió el balón desmarcado y fusiló a Kameni. Pero el camerunés aun tuvo reflejos para salvar el tanto, aunque en el rechace ya no pudo hacer nada ante el disparo del delantero amarillo que ponía el 0-2.

El Málaga no puede

Obligado a buscar la remontada, el Málaga dio entrada tras el descanso a Juanpi y Keko Gontán. Pero el Villarreal, con una ventaja casi definitiva y navegando en unas aguas que conoce muy bien, apenas sufrió para mantener el resultado positivo.

La impotencia se fue contagiando en cada uno de los jugadores blanquiazules que veían como sus esfuerzos por acortar distancias eran inútiles. Como un acordeón, la línea defensiva y la de medios cerraban espacios y, cuando había alguna fuga, el balón terminaba en las manos de Asenjo. La más clara llegó en el minuto 55 cuando Recio cabeceó fuera un centro que había dejado al portero palentino ya batido.

La mejor noticia de la segunda mitad, para el Villarreal, fueron los regresos de Jonathan y Cheryshev. Con todo ganado, Escribá les dio minutos a dos hombres que serán básicos para que el equipo compita esta temporada.

Con más corazón que razón, el Málaga buscó el tanto que le acercara en el marcador. Pero el Villarreal supo dosificar su esfuerzo y aguantar un triunfo que libera presión y relaja la tensión que amenazaba con enquistarse.