Segorbe puso ayer el punto final a su internacional semana de Entradas de Toros y Caballos con un encierro vistoso, alargado y sin incidentes en el que los caballistas aplicaron de nuevo su pericia y saber hacer para guiar a la manada. Debido a la rapidez con la que uno de los toros salió del Argén, la de ayer fue una Entrada rápida y muy bien coordinada por todas las partes que tan solo vivió unos segundos de tensión cuando el primero de los astados salió de corrales rápidamente 'buscando' contra la montura del joven jinete Roberto Fernández. Sin embargo, el toro fue reconducido hacia el grupo que, perfectamente agrupado desde Mesones, comenzó la rápida bajada de la comitiva animal.
De manera alargada, vistosa y ordenada, los once caballistas y seis toros (tres negros y tres coloraos) de Germán Vidal lucieron en los 450 metros de recorrido por los que discurrió, por última vez en este año, parte de la historia viva del pueblo de Segorbe.
Una Entrada alargada y vistosa que permitió, más si cabe, poder apreciar la singularidad y belleza que este espectáculo único que se celebra en la capital palantina durante la semana del 9 del 9, ofrece a los miles de espectadores en una rápida bajada que duró apenas 40 segundos desde la salida de los toros de la calle Argén, hasta su llegada a la plaza de la Cueva Santa.
Emoción
Minutos antes de las dos de la tarde, once jinetes esperaban con sus monturas el momento de la reunión, uno de los momentos de mayor peligrosidad que superaron con éxito, a pesar de la iniciativa del primero de los astados que salió del Argén buscando la montura de Fernández. Perfectamente reconducido, toros, jinetes y monturas se fundieron en uno para, formando el rombo perfecto, comenzar la última de las Entradas segorbinas de 2016. Abriendo la conocida como punta de flecha, José Antonio Fernández, Ramón Ardit y Alfonso Alandí marcaron a la perfección la velocidad de la manada.
Estos tres caballistas fueron los encargados de abrir camino entre la multitud que, curiosa, esperaba saltando la llegada de los equinos, apartándose justo segundos antes de su paso por delante de ellos. El flanco derecho quedó cubierto por Ramón Ardit (hijo), Carlos Guillén, Guzmán Peyrolón, mientras que el izquierdo lo resolvieron Roberto Fernández, José Ramón Alandí y Andrés Berbís. Cerrando la comitiva animal, Fernando Zarzoso y José María Guillén marcaron el ritmo de la parte trasera controlando que ninguno de los toros quedase rezagado.
Como si de una cremallera humana se tratase, astados y caballistas se abrían paso entre el recorrido de la entrada ante la multitud que esperaba móvil en mano y cámara de fotos, la llegada de la manada dando incesantes saltos hasta su paso por cada uno de los puntos del recorrido. Al llegar al tramo final, los caballistas quedaron fuera de la plaza mientras que los seis del de Cabanes llegaron hasta la Cueva Santa sin mayor dificultad.
Como exige el ritual, los caballistas enfilaron el que fue su último recorrido de vuelta, esta vez hasta la tribuna de autoridades para recibir el homenaje de un público que quiso agradecerles su valor e implicación con la fiesta. Con esta vistosa Entrada, Segorbe puso punto final a una semana que ha concluido con un sabor agridulce debido a la muerte de un equino.
